jueves, 26 de noviembre de 2009

La Alianza Obrera

¿Para qué?

Una alianza puede ser defensiva u ofensiva. La cosa es aparentemente clara. O bien es para evitar un golpe, para proteger un régimen o un equipo en el poder, para detener el avance de un adversario, o bien para conquistar el poder o para obligar al equipo que lo ocupa a hacer determinadas concesiones o a seguir una política dada o a adoptar unas medidas que se deseen.

Digo aparentemente porque hay alianzas que no son tan transparentes y que se concertan no para conseguir los objetivos declarados, sino otros ocultos. Por ejemplo, una alianza para poner en el poder a un equipo que esté comprometido a abrir la puerta a negocios extranjeros o a tapar corrupciones o a facilitar un golpe contra sí mismos. O bien que tengan por objetivo servir a intereses diplomáticos extranjeros.

De todos modos, claros u oscuros, los fines de una alianza siempre caen en una de las dos categorías citadas: defensivos u ofensivos. Para evitar un cambio o para provocarlo. Poco importa que quienes quieran evitarlo sean las derechas temerosas de una revolución o las izquierdas temerosas de una reacción, o que quienes quieran provocar el cambio sean las derechas deseosas de ir para atrás o las izquierdas que aspiran a ir para adelante.

La mayoría de las alianzas tienen objetivos muy limitados, una vez conseguidos los cuales se deshacen automáticamente. Una alianza para lograr una amnistía, por ejemplo, o para ganar unas elecciones o para obtener una ley. Otras -y eso es más raro- quieren tener permanencia, servir de instrumento de gobierno una vez alcanzada la victoria, si es una alianza ofensiva, o bien servir de mecanismo de defensa siempre dispuesto, si es una alianza defensiva. De todas maneras, por su misma naturaleza, la alianza está destinada a no ser de mucha duración -especialmente cuando quiere gobernar como tal alianza-, porque estando formada por fuerzas cuyos fines a largo plazo difieren, cuyos intereses generales no coinciden, necesariamente llega un momento en que -pasado el peligro o alcanzado el poder-, surgen intereses contrapuestos que la desintegran, ya sea de golpe, ya por la repetición de conflictos y roces parciales.

Puede ocurrir incluso -aunque nunca se declara así- que una alianza se estableza para destruír, minar o disminuir a una de las fuerzas que la componen y a la que se ha colocado en tal situación, que no puede rehuir la alianza sin perjudicarse. Le sale entonces más a cuenta correr el riesgo que no oponerse a la alianza. No es excepcional que la fuerza que se quiere destruir o absorber no se percate de ello. La mayoría de las alianzas con los comunistas se realizan sin que los aliados se den cuenta de que uno de los objetivos no declarados es su absorción por ellos. Y lo mismo puede decirse de ciertas unificaciones o fusiones. La fusión de las juventudes socialistas y comunistas, maquinada por Santiago Carrilo a comienzos de 1936, tenía por objeto, sobretodo, la absorción de las primeras por las segundas, cosa que, efectivamente, ocurrió. Desde fuera algunos lo advirtieron y avisaron, pero la inmensa mayoría de los jóvenes socialistas y de los socialistas adultos no se percataron de ello, cegados como estaban en aquel momento por la retórica de la unidad y por su reciente descubrimiento del marxismo, que les hacía creer -tal como ellos lo interpretaban- que las juventudes comunistas eran marxistas y revolucionarias. Que no lo eran, claro está, se vio durante la guerra civil, cuando las Juventudes Socialistas Unificadas se opusieron a todas las conquistas revolucionarias y se colocaron al lado de las fuerzas conservadoras de la zona leal: republicanos, comunistas y socialistas de derecha.

Extraído de: "La Alianza Obrera: Historia y análisis de una tactica de unidad de España" de Víctor Alba.
Digitalización: AsturiesLLibertaria

[Xixón] Cipriano Mera y Louise Michel, anarquistas en el Festival de Cine

Vivir de pie. Las guerras de Cipriano Mera.

Proyección 1: 26/11/2009
Sala: Cines Centro 2
Hora: 22.15.
Precio entrada: 3.5€

Proyección 2: 27/11/2009
Sala: CMI Gijón SUR
Hora: 17.00
Precio entrada: 3.5€

Documental entorno a la vida de Cipriano Mera, albañil desde los 11 años que pronto se interesó por las ideas anarquistas. Fue un activo anarcosindicalista de la construcción durante la II República, sorprendiéndole la Guerra Civil en plena huelga de su sector.

Con la sublevación reaccionaria tomó las armas junto a sus compañeros, llegando al grado de Comandante, siendo fundamental su labor en la defensa de Madrid. Destacado por sus críticas al PCE, se enfrenta en varias ocasiones a sus dirigentes tanto para echarles en cara su monopolización del sistema republicano como para evitar el encarcelamiento de varios revolucionarios de su división. Finalmente con Madrid a punto de caer forma el Consejo de Defensa de Madrid junto a otros militares para echar al PCE del poder y tratar de buscar un pacto con los reaccionarios. Al no conseguirlo huye al Marruecos donde es internado en un campo de concentración. Allí prosigue su labor revolucionaria, tratando de organizar a la gran cantidad de milicianos revoluconarios recluídos. Al salir del campo de concentración prosigue su trabajo como albañil sin olvidar su labor anarquista y de apoyo a otros exiliados. Con la caída de Francia en poder de los nazis es entregado a la España franquista. Es condenado a muerte pero tras varios años en prisión se beneficia de un indulto.

Se exilia definitivamente en Francia en 1946, donde sigue difundiendo las ideas anarquistas y tratando de reconstruír las organizaciones libertarias pero sin dejar de poner ladrillos hasta los últimos días de su vida. Con una edad avanzada y políticamente algo desilusionado por las disputas internas de la CNT, participa en el movimiento revolucionario de Mayo del 68.

Finalmente fallece en 1975.


Louise Michel

Proyección 1: 27/11/2009
Sala: Cines Centro 5
Hora: 19.45
Precio entrada: 3.5€

Proyección 2: 28/11/2009
Sala: Cines Centro 3
Hora: 12.30
Precio entrada: 3.5€

Reconstrucción de un relevante segmento de la vida de la famosa militante anarquista francesa, que llegó a formar parte de la histórica Comuna de París. La acción comienza con la deportación de Michel a Nueva Caledonia en 1873. Allí rechazará recibir un trato especial por el mero hecho de ser mujer y se alineará junto a los partidarios de la independencia de dicha colonia. Además de su activismo político, la película retrata el resto de aspectos de la vida de la revolucionaria durante aquella complicada época, y da cuenta asimismo de las labores educativas que llevó a cabo entre los nativos durante los siete años que pasó en aquellas tierras hasta su establecimiento en la isla de Noumea.

martes, 10 de noviembre de 2009

[Xixón] Charra con Núria Pórtulas: Represión y llei antiterrorista

Nuria Portulas es una educadora social de 26 años de edad de Sarrià de Ter, una pequeña población de 4.000 habitantes cercana a Girona, que tras su paso por prisión preventiva en la cárcel madrileña de Soto del Real y su posterior liberación bajo fianza, ha sido condenada por la Audiencia Nacional a dos años y medio de cárcel.

No ha cometido ningún delito que permita incriminarla, no hay pruebas contra ella. Sin embargo, fue detenida brutalmente por un comando de los Mossos d’Esquadra y le fue aplicada la ley antiterrorista. Poco después, sus padres también fueron víctimas de la brutalidad policial cuando otro comando se presentó en su casa de madrugada y, tratándolos como delincuentes, llevó a cabo un registro que no dio ningún resultado. A partir de ese momento, Nuria Portulas ha vivido en su propia piel los efectos de una ley que conculca los derechos humanos más elementales y que permite incomunicar a los detenidos durante cinco días y tenerlos a merced de todo tipo de vejaciones y malos tratos, sin cámaras que filmen los interrogatorios y sin posibilidad de asistencia letrada o de efectuar una simple llamada telefónica.

Xueves, 12 de Payares. A les 20.30h nell Centru Social Sestaferia, situ na cai Joaquín Alonso Bonet, en Xixón. (Antigua Sidrería La Llosa)

lunes, 9 de noviembre de 2009

UHP: El grito de una revolución

Hoy miramos hacia atrás y hasta nos cuesta entender lo que sucedió y por qué sucedió. Y es que son ya 75 octubres desde que los trabajadores asturianos trataron de tomar las riendas de su vida. Parece que ahora nos cuesta entender que antes, cuando un trabajador tenía un problema,
no iba a la tele a contar sus miserias, ni al psicólogo, porque le puteaban a él solo, sino que se juntaba con el resto de compañeros y le dejaba las cosas claras al patrón: «tú estás ahí porque aún no tenemos la fuerza suficiente».

Y así fue, los patrones estuvieron viviendo del trabajo ajeno hasta que llegó el día. Ante la entrada en el Gobierno de la II República de 3 ministros de la filofascista CEDA, el 5 de octubre de 1934 los trabajadores de gran parte de España salieron a la calle con la orden de huelga general. Sin embargo, debido a la situación represiva, a la falta de unidad obrera y a varios factores más, el único lugar donde la llama verdaderamente prendió fue en Asturias y en algunas comarcas limítrofes.

La Alianza Obrera teorizada por el BOC, la IC y sectores de CNT y UGT fue plasmada en un pacto en marzo del mismo año en Asturias, pacto firmado por estos dos sindicatos y la FSA-PSOE, al que se sumaron los ya mencionados precursores del POUM, además de la FAI y el PCE en vísperas de la insurrección. Esa alianza será simbolizada por tres palabras que llenarán de esperanza a los trabajadores asturianos: Uníos Hermanos Proletarios.

Salen los mineros de Pola Laviana,
tomando cuarteles llegaron a Sama,

el cañón retumba, los fusiles cantan,
los dinamiteros derrumban las murallas.
[Coplas del 34]

En apenas tres días el pueblo trabajador, armado con un puñado de fusiles y cartuchos de dinamita, se hace con la mayor parte de Asturias, controlando las cuencas y Oviedo, con más dificultades en Gijón ante la falta de armas, pero aun así dominándolo en gran medida. La revolución triunfa y el clima es de total optimismo, aunque comienzan a llegar noticias de que la insurrección está aislada y que fuera de Asturias nadie les siguió en su empeño.

La respuesta del Gobierno radical-cedista no se hace esperar y el ejército acude a aplastar la rebelión. Los trabajadores aguantan las embestidas, pero tras varios días cae Gijón, que sufre un bombardeo naval indiscriminado, y Oviedo, aunque manteniéndose la lucha en los barrios periféricos de ésta hasta prácticamente el último día. Los mineros tratan de replegarse hacia las cuencas, que sigue bajo el total control de los revolucionarios, pero la situación es crítica. Dos semanas después suenan los últimos disparos y tras fuertes y violentas discusiones sobre si seguir la lucha o no, finalmente uno de los líderes de la revolución, Belarmino Tomás, firma la rendición con el general López Ochoa.

Con la toma de Asturias por parte del ejército republicano comienza la represión, en la que se destacan las tropas regulares africanas: torturas, violaciones, saqueos, fusilamientos…, todo vale para amedrentar a los trabajadores asturianos, el fin está bastante claro: que aprendan a vivir con la cabeza agachada y que no se les vuelva a ocurrir intentar alcanzar la utopía.

Las conclusiones de la revolución de Octubre del 34 son muy amplias. Durante esos días se vivieron en Asturias diferentes experiencias de socialismo y comunismo en todas sus vertientes, los trabajadores que no estaban en el frente por edad, por falta de armas, por razones de salud…, mantenían la industria en pie, pero una industria ahora colectivizada, enfocada al bien común, que en este caso tanto podía ser el blindaje de camiones o trenes en Duro Felguera, como el reparto de los productos de una panadería a los vecinos de El Llano.

El hecho de que miles de trabajadores, sin apenas armas, pasasen en pocas horas de ejercer de vidrieros, metalúrgicos, pescadores o albañiles a mantener durante dos semanas en jaque a todo un ejército perfectamente pertrechado, apoyado por policías y guardias civiles, tropas regulares africanas, por bombardeos de aviación y navales…, sólo lo podemos entender sabiendo que esta revolución fue una consecución de actos realmente heroicos, de acciones arriesgadas, de trabajadores poniendo la vida constantemente en juego con un objetivo único y claro: que todos pudiesen disfrutar del fruto de su trabajo; sabían que ellos eran una colectividad y que todos tenían derecho a vivir de una manera digna.

Asturias tierra bravía,
Asturias de luchadores,

No hay otra como mi Asturias,
para las revoluciones.

[Asturias tierra bravía]

Hoy la situación es la contraria, no es que la clase trabajadora tenga más o menos fuerza, es que prácticamente desapareció esa conciencia colectiva. Pero no podemos mirar hacia atrás con nostalgia, tenemos que mirar atrás para aprender de la historia y cambiar la situación actual, volver a entender que nuestros problemas no son individuales y, por lo tanto, las soluciones tampoco, nuestros problemas son estructurales y el causante es el sistema productivo y político actual, que tiene unos responsables a los que debemos señalar.

La situación puede que no sea la misma hoy en Asturias (ni en el llamado primer mundo, en general), pero la cuestión principal no cambió: si entre todos producimos lo suficiente para poder vivir dignamente, ¿por qué permitimos a algunos que den rienda suelta a su avaricia?

Quizás haya que cambiar las tácticas o la forma de organizarnos, replantearnos las acciones que realizar y volver a pensar la forma de lucha para que sea más efectiva, pero el horizonte, nuestro objetivo último y necesario sigue siendo el mismo y sigue teniendo el mismo nombre que tuvo siempre: Comunismo.

Colectivo Emilio García (Asturies).

martes, 3 de noviembre de 2009

"¡VIVA LA DINAMITA REVOLUCIONARIA!" A 75 años de octubre

“Allí donde los jefes pudieron controlar las iniciativas y los deseos de las masas,
el movimiento no fue más que un deseo frustrado.”

Andreu Nin, “Lecciones de la insurrección de octubre” (1-12-34)

Se cumple este año, entre la indiferencia y el olvido –cuando no la falsificación histórica más descarada- el 75 aniversario de la primera revolución proletaria acontecida en el Estado español. En el marco de una república que se había demostrado incapaz de dar una mínima satisfacción a las demandas de los sectores populares y de las diferentes nacionalidades del Estado, el ascenso al gobierno de las derechas agrupadas en la CEDA provocó una reacción en las organizaciones obreras que, bajo la dirección incompetente del PSOE –un PSOE que hasta ese momento se había decantado por la colaboración con la burguesía republicana-, se lanzaron a una huelga general revolucionaria. El ascenso de los nazis al poder y los sucesos de Viena, donde el gobierno católico reaccionario había aplastado militarmente al proletariado, condicionaron este cambio repentino de estrategia de los socialistas.

El movimiento insurreccional de octubre de 1934 alcanzó su máxima expresión en Asturias, dónde la inmensa mayoría de la clase trabajadora se había agrupado en la Alianza Obrera Revolucionaria. Esta Alianza coordinaba a la UGT y a la CNT en torno a un programa explícitamente revolucionario:

“Las organizaciones que suscriben convienen entre sí en reconocer que frente la situación económico política del régimen burgués en España, se impone la acción mancomunada de todos los sectores obreros con el exclusivo objeto de promover y llevar a efecto la revolución social”

A este pacto se habían adherido el PSOE y otros grupos menores de la izquierda comunista. Al margen quedaban tanto el PCE como la FAI, para quienes la cuestión de la unidad se reducía a la adhesión de todos los trabajadores en sus organizaciones. No obstante, ambas se sumaron al movimiento en cuanto se declaró la huelga general revolucionaria, que sin embargo no fue proclamada por la Alianza, sino por la dirección estatal del PSOE y la UGT.

Tras dos semanas de enfrentamientos armados con las tropas mercenarias del Ejército español (Tercio y Regulares) en dos frentes de batalla (Oviedo y Campomanes en el llamado frente sur), la falta de munición obligó a los insurrectos a deponer su actitud, ya que se estaba conteniendo a las fuerzas del gobierno a base exclusivamente de dinamita.

Durante las dos semanas que duró el movimiento en las zonas liberadas se abolió el capitalismo y se experimentaron nuevas formas de organización social. En las localidades de predominio socialista y estalinista se abolió el dinero y la propiedad privada y se constituyeron Guardias Rojas para velar por el nuevo orden revolucionario. En las de preponderancia anarquista además, tras asambleas populares, se procedió a abolir el Estado y a proclamar el comunismo libertario.

El fracaso del movimiento insurreccional en el resto del Estado permitió al gobierno concentrar sus fuerzas en la represión de la revolución proletaria de Asturias. La huelga de campesinos organizada por la UGT meses antes privó a la insurrección del elemento campesino, agotado tras una dura lucha. El Comité Revolucionario socialista instalado en Madrid fue rápidamente desarticulado por la policía. En Cataluña la insurrección fue dirigida por la pequeña burguesía nacionalista republicana (ERC), que proclamó “el Estado catalán dentro de la República Federal Española” por boca del Presidente de la Generalitat Companys. La Alianza Obrera establecida en Cataluña entre la izquierda comunista y los sindicatos disidentes de la CNT (trentistas) era una alianza meramente defensiva con el fin de impedir el paso al fascismo, es decir, una alianza política, al contrario de la asturiana, de carácter revolucionario y ofensivo. La CNT, mayoritaria en Cataluña entre la clase obrera, se mantuvo al margen.

(...)

ASTURIAS: LA REVOLUCIÓN SIN JEFES

La revolución de octubre lo fue a pesar de su principal impulsor y dirigente, el PSOE. Esta paradoja se explica por el hecho de que la verdadera intención de los socialistas no era realizar una revolución social, expropiar a los capitalistas y organizar la producción y la vida social sobre bases colectivas y federalistas, sino que su objetivo era simplemente asegurar la existencia de la república burguesa del 14 de abril contra los intentos liquidadores de las derechas españolas. Esta impresión era compartida incluso por los dirigentes socialistas asturianos:

“Llegamos a la entrevista Ramón González Peña, Graciano Antuña, Belarmino Tomás y yo. Largo Caballero, tras pulsar nuestra actitud y ver las dudas que existían, nos dijo que el movimiento no podía fallar. González Peña, molesto por tanta seguridad, insistió, a lo que Largo Caballero respondió preguntando si en Asturias teníamos miedo. González Peña le contestó violentamente que los asturianos cumpliríamos nuestros compromisos. Fue una reunión desagradable. Entramos y salimos de allí dudando de la capacidad revolucionaria del resto de España.”

(Juan Pablo García, dirigente de la Juventud Socialista de Mieres y vocal de la Ejecutiva Nacional de las Juventudes Socialistas, sobre una reunión celebrada en el verano del 34)

Cabe preguntarse por el carácter criminal de esta decisión de sacrificar el proletariado revolucionario en aras de objetivos tan limitados, y por las posibilidades de éxito de una revolución cuyos mismos dirigentes no creían factible. Sin embargo la larga conflictividad de los trabajadores asturianos había fermentado una conciencia de clase y una combatividad revolucionaria que obligó a la dirección de sus organizaciones a establecer un pacto explícitamente revolucionario. Como reconoció abiertamente el dirigente socialista Luís Araquistain:

“La tensión revolucionaria había llegado a tal extremo que, si no estallaba, el proletariado de tendencia socialista habría destrozado sus cuadros sindicales y se habría incorporado a los de carácter comunista o anarcosindicalista”

Para no perder el control de sus bases las organizaciones obreras asturianas montaron el tinglado de las Alianzas Obreras, cuyos comités eran designados a dedo por la cúpula de las organizaciones, y a ellas daban cuenta de sus actos. Este déficit democrático y organizativo ilustra bien, por defecto, acerca de la necesidad de la democracia directa, las asambleas soberanas de trabajadores y la revocabilidad de los delegados. Los propios revolucionarios asturianos se pudieron dar cuenta de ello –aunque sin darles tiempo a sacar todas las conclusiones pertinentes- tras la vergonzosa deserción de los miembros del primer comité revolucionario asturiano, al sufrir los primeros reveses en la lucha. Al tener conocimiento del fracaso del movimiento en el resto del Estado, y ser alertados de la proximidad de varias columnas militares que progresaban hacia Oviedo –donde los revolucionarios se habían hecho dueños de la ciudad y tenían sitiadas a las fuerzas gubernamentales en varios puntos- los dirigentes recordaron que, al contrario de los trabajadores que combatían y morían en las calles de Oviedo y en el frente de Campomanes, todavía tenían algo que conservar: las organizaciones que les habían dado la responsabilidad de dirigir el movimiento.

“La ola de pánico circuló de una manera tan prodigiosa que los comités locales abandonaban sus puestos, se retiraban guardias y vigilancias precipitadamente, se ponía en libertad a los prisioneros, los coches circulaban con gran rapidez, llevando miembros comprometidos en dirección de las distintas salidas de Asturias. (…) mientras el pánico cundía de esta forma; los miles de trabajadores de toda Asturias concentrados en Oviedo seguían dispuestos a luchar más frente al enemigo. Los compañeros de Sama que allí estaban combatiendo, se negaron a regresar en los camiones que allí tenían, y, como éstos, tengo entendido que los de las otras localidades.

¿Quién iba a pensar en aquellos momentos que, después de todo esto, el proletariado asturiano, a pesar del efecto desmoralizador de lo ocurrido, tendría a raya al enemigo, cada vez más fuerte de nuevo, por espacio de siete días más de lucha?

Sinceramente confieso que ninguno de los miembros responsables de las organizaciones, incluso las nuestras, lo creyeron posible”
(Carlos Vega, informe al Comité Central del PCE)

Ante la traición de sus dirigentes, que se dieron a la fuga tras repartirse los fondos obtenidos en el asalto al Banco de España, los trabajadores optaron por continuar la lucha, pese a todo, y a tal efecto cada grupo de combatientes envió un delegado a la plaza del Fontán de Oviedo, donde se desarrolló una asamblea y a mano alzada se decidió proseguir con las armas en la mano hasta la victoria y se nombró un segundo comité revolucionario. Ante la reacción del proletariado, las organizaciones se recompusieron y nombraron un tercer comité cuyo único objetivo fue poner fin a la lucha, cosa que consiguió el día 18 no sin antes vencer una fuerte oposición de los obreros armados:

“Mientras estas gestiones se realizaban, empezó a trascender entre la masa obrera el asunto, y en la plaza del Ayuntamiento comenzaron a concentrarse centenares de obreros, que comentaban con pasión el caso. Había muchas protestas y crecía por momentos un gran descontento. Comenzaron las cábalas y conjeturas, y, como alguien comentaba la posibilidad de otra fuga del Comité, se empezó a hablar de proceder a la detención de los miembros del mismo…y su cacheo, por si hubiera habido reparto de dinero. Aquella masa se colocaba en una actitud amenazadora, y algunos, provistos de fusiles, empezaban a tomar posiciones por puertas, y junto a los coches allí estacionados. Algunos subieron hasta las puertas de la secretaría. Unánimemente se manifestaban en que no podía hacerse una cosa así, sin consultar con los trabajadores. Que no estaban dispuestos a que se obrase a sus espaldas, y que, se hiciese lo que se hiciese, ellos continuarían la lucha, defendiendo el terreno palmo a palmo.”
(Carlos Vega, o. c.)

El líder socialista del último comité revolucionario, Belarmino Tomás, a punto está de ser fusilado delante del ayuntamiento de Sama al dar cuenta de sus gestiones:

“Desde que Belarmino comienza a hablar, hay cuatro o cinco mineros que son agarrados por la chaqueta y por el arma para que no le disparen:
-¡Aquí nos comemos al África y a Dios que venga a la mina! -gritaban éstos con los ojos desorbitados-. ¡Eso es cobardía! ¡Derrotismo! ¡Engaño! A nosotros nos dijeron que íbamos a traer a Asturias la Revolución Social. Mientras no venga, no paramos.”
(Alfonso Camín, “El valle negro”)

El espíritu unitario de los trabajadores asturianos, que se hizo mundialmente popular bajo el lema “¡Unión, Hermanos Proletarios!” fue saboteado por sus organizaciones. Mientras los trabajadores combatían, heroicamente y contra toda esperanza, codo con codo sin distinción de tendencias, sus dirigentes seguían haciendo su política sectaria. Además de la irresponsabilidad de los socialistas, los estalinistas procedieron a proclamar unilateralmente desde algún despacho la República de Obreros y Campesinos de Asturias, a establecer lo que ellos entendían perversamente por “dictadura del proletariado” e incluso a implantar el servicio militar obligatorio en el Ejército Rojo, decisiones todas ellas contrarias al espíritu del pacto y claramente inadmisibles para los anarcosindicalistas, que por su parte no dejaron de proclamar en sus zonas de influencia el comunismo libertario y no dejaron nunca de firmar sus camiones blindados, bandos y proclamas con los acrónimos de sus organizaciones.

“Excepto de la gloriosa insurrección de Asturias, al proletariado español le ha faltado conciencia de la necesidad de la conquista del Poder” (A. Nin). Solo los trabajadores asturianos tuvieron conciencia de la necesidad de la unidad para tomar el poder. Pero les faltó el instrumento, las asambleas de trabajadores, para dirigir el movimiento victoriosamente, eliminando a los burócratas políticos y sindicales, que perseguían sus propios fines. Tras la derrota del movimiento y la sangrienta represión desencadenada a continuación, el dirigente socialista Andrés Saborit todavía tuvo la desvergüenza de presentarse ante los revolucionarios encarcelados en la prisión de Oviedo para echarles en cara: “Nadie os ordeno ir a la revolución. La orden era de huelga”

La revolución de octubre de 1934 presenta algunos rasgos modernos: por primera vez el proletariado prescindió en la práctica, aunque de forma parcial e insuficiente, de sus organizaciones y dirigentes. Fue la primera revolución sin jefes: “la insurrección de Asturias muy bien puede ser representada por un minero solo que se bate (…) sin jefes” (E. Lussu, “Teoría de los procesos insurreccionales contemporáneos”): esa es su grandeza, y también la causa de su fracaso. No se trata de una animadversión ideológica o metafísica a la autoridad, sino de quien impone esa autoridad y ante quien tiene que rendir cuentas. El espíritu unitario y revolucionario de octubre, ejemplo para la historia, bien puede resumirse en las palabras con que Manuel Grossi narra el ambiente en Mieres el día antes de la derrota al recibir a los combatientes del frente sur de Campomanes que han fijado sobre el terreno, durante dos semanas, fuerzas militares muy superiores en número y armamento, en su obra “La insurrección de Asturias”:

“La concurrencia en Mieres es aún mayor que en los días anteriores. Se discute apasionadamente. Del cuartel general han salido cuatrocientos soldados rojos que recorren las calles de la ciudad en orden perfecto y entonando la Internacional. Este desfile llena de emoción a todos los que lo presencian. Los ojos se llenan de lágrimas. Esos hombres han pasado días y noches sin moverse de las trincheras de la revolución. Están sucios, harapientos, cubiertos de lodo. Les ha crecido la barba. Han dormido apenas. Han conocido toda clase de privaciones. Sin embargo, en este momento decisivo, cuando ya se masca la derrota, a dos pasos quizá de la más sangrienta de las represiones, tienen fe, una inquebrantable fe en su causa, en su ideal. No lloran. Cantan. Es este canto que, a través de derrotas y de victorias parciales, tiene que conducir un día no lejano a la clase trabajadora del mundo entero a su victoria definitiva, a su emancipación total.”
(Manuel Grossi, o. c.)

Miles de trabajadores asturianos hemos crecido bajo la sombra mítica de octubre de 1934. Pero esa sombra, poco a poco, se va transformando en un fantasma. En este mundo que en el que ya nadie se cree nada, pero que en el que sin embargo todo el mundo continúa respetándolo todo, los hechos históricos son siempre silenciados o deformados. Se nos presentan como objeto de interés sólo para el profesional de la Historia, o como pasatiempo para cuadros capitalistas refinados: hechos sepultados por el progreso. Un progreso que nos ha traído una multiplicación de desastres, barbarie e inhumanidad bajo la excusa del avance de “las ciencias”. Pero nosotros, proletarios, descendientes de los revolucionarios de octubre, como afirmó Karl Marx, “sólo conocemos una ciencia: la ciencia de la historia”.

LLAReditorial-Casa María

Publicado en: Ekintza Zuzena, Nº 36, 2009.

[Xixón] Xorná Mexicana el 7 Payares

[Asturianu]

Dende RASH Asturies ya RASH León vos convidamos el prósimu sábadu 7 payares a una xorná informativo sobro la situación política en México, pa conocela de primera mano contaremos con un informe unviau por collacios mexicanos nel que tamién desplíquennos delles formes de trabayu ya actividaes que entamen ellos dende RASH y asina conocer más a fonderamente la llucha de nuesos collacios nes otres partes del mundiu.
Amás contaremos cola intervención d'un compañeru que tuvo viviendo en Oaxaca, dará una charra y habrá un espaciu pa falar y pa preguntai toles dubies que tengamos. Tamién presentarase la quinta edición de Orgullo Proletario ya la segunda d'Espiritu'l 34, órganos d'espresión de les dos seiciones qu'asperamos vos presten.
Pa finar, organizaremos una folixa solidaria con xinta ya bebedera típica mexicana con barra llibre a precios populares.
Tais toos ya toes convidaos: Sábadu 7 payares a les 18:00 na cai Sanz Crespo nº3 na Casa Sindical de Xixón.

[Castellano]

Desde RASH Asturies y RASH León os invitamos el próximo sábado 7 de noviembre a una jornada informativa sobre la situación política en México, para conocerla de primera mano contaremos con un informe enviado por compañeros mexicanos en el que también nos explican algunas formas de trabajo y actividades que organizan ellos desde RASH y así conocer más a fondo la lucha de nuestros camaradas en otras partes del mundo.
Además contaremos con la intervención de un compañero que estuvo viviendo en Oaxaca, dará una charla y habrá un espacio para hablar y para preguntarle todas las dudas que tengamos. También se presentará la quinta edición de Orgullo Proletario y la segunda de Espíritu'l 34, órganos de expresión de las dos secciones que esperamos os gusten.
Para terminar, organizaremos una fiesta solidaria con comida y bebida típica mexicana con barra libre a precios populares.
Estáis todos y todas invitados: Sábado 7 de noviembre a las 18:00 en la calle Sanz Crespo nº3 en la Casa Sindical de Xixón.

“Rabia y dignidad son nuestros puentes, nuestros lenguajes.
Escuchémonos pues, conozcámonos entonces.
Que nuestro coraje crezca y esperanza se haga.
Que la dignidad raíz sea de nuevo y otro mundo nazca”
Otro mundo, otro camino
Abajo y a la izquierda.

RASH Asturies