lunes, 31 de agosto de 2009

Los anarquistas en Gordón (León), durante la Guerra Civil

LEÓN, LA GUERRA, 1936

“Con la capital en manos de los falangistas –la mayoría de nuevo cuño- y las tropas nacionalistas, convencidos ya de que nada se podía hacer allí de momento, todo el que pudo se replegó hacia el Norte, a las zonas todavía libres. La concentración de las tropas en León y otros puntos estratégicos favoreció al principio la circulación por el resto de la provincia de una cierta libertad. Pero inmediatamente se marcaron las posiciones y se polarizó el control de las dos zonas. Quienes pudieron aprovechar la ocasión se concentraron en la franja Norte de la provincia, de dominio republicano; el resto quedo bloqueado en terreno franquista. El paso hacia la zona todavía libre se convirtió en la obsesión, cada vez más peligrosa y difícil, de mucha gente, y la organización anarquista hubo de combinar la rápida tarea de reconstrucción en el Norte con el esfuerzo por evacuar a los militantes atrapados en las zonas ocupadas.


EL REPLIEGUE HACIA EL NORTE

Una parte de la militancia que había salido de la capital en busca de armas ya no pudo volver a León. En dirección a San Andrés de Rabanedo había salido el día del golpe [de Estado] una furgoneta con una veintena de hombres, en su mayoría de CNT y Juventudes Libertarias, entre ellos Agustín Juárez, Lisardo Llamazares, “el chato”, etc. De San Andrés fueron buscando armamento a Villabalter, a casa del cura. De allí volvieron a San Andrés y continuaron viaje hasta Carrizo. En este pueblo se enteraron a las dos de la tarde de la salida de las tropas [golpistas] a la calle en León, y regresaron precipitadamente por la Virgen del Camino. Al llegar a León, un grupo cruzó el río Bernesga por detrás de San Marcos, y otros entraron andando por el puente de piedra (Lisardo, Juárez, Pedro Salgado –de Villalbater, minero y cargado de dinamita-, etc). A este grupo se había unido Lorenzo Martínez “el Ronda”, que había estado en la zona de Astorga y Veguellina. Desde el otro lado del puente los guardias civiles les provocaban para que avanzasen, y en una iniciativa afortunada de “el ronda” decidieron dar la vuelta, batidos ya a tiros desde la Casa del Pueblo. Lisardo Llamazares se refugió en casa de Lorenzo, en Oteruelo. Hasta allí les siguió la guardia civil, buscándoles a ambos y a Pablo Fernández Zapico. Lisardo durmió al día siguiente en el cementerio de Trobajo, y otra noche en el campanario. Luego se fue a Villafruela del Condado y a Cañizal, donde tenía familia, consiguiendo pasar a la zona republicana en el mes de septiembre.

También “el Ronda” consiguió pasar, pero no su hermano Federico Martínez, igualmente de CNT, que apareció muerto en Santibáñez de Porma.

Agustín Juárez, tras ser rechazados en San Marcos, se dirigió a casa de sus padres, en San Andrés. Sobre las doce de la noche organizaron un grupo para hacer guardia en la cuesta de San Andrés, y las noches siguientes durmieron en las eras como precaución. A los ocho o diez días, cuando los sublevados comenzaron a organizar la caería, subieron a por ellos, y tuvieron que pasar al Norte.

Damián de Antonio, de la FAI de León, acababa de llegar de Asturias en busca de armas cuando estalló el golpe. Vivía en la Serna, y de camino al taller donde trabajaba de tallista de madera, en la Avenida Padre Isla, tuvo que ir escondiéndose como pudo. Desde la iglesia de Renueva un fusil ametrallador batía la calle y los alrededores. Damián se encaminó hacia San Marcos, cuando los mineros agotaban allí su última dinamita. Ante la evidencia, regresó a casa para marchar, y encargó a su mujer que avisara al Toto de que le esperaba en la carretera de las Ventas. Pero este no llegó y Damián hubo de marchar.

Laurentino Tejerina, que había conseguido marchar en el último momento del Gobierno Civil asaltado por los sublevados, fue a buscar a su compañera Rosina a Vitoria y, andando y ocultándose en la casa de los amigos, logró llegar a Pola de Gordón, no sin antes tener que dejar por el amino a su hija Violeta, de 13 años.

(…)

Unos antes y otros después, todos los que pudieron pasaron al Norte. La Organización también se volcó en el rescate de personas hacia terreno seguro, destacando en esa labor Julio Fernández “Zancajos”, a veces acompañado por “Cabraloca”, y Horacio Fresno Martínez.


LA REORGANIZACIÓN EN EL NORTE

A medida que los militantes se fueron replegando hacia la zona de control republicano, quedaron repartidos por los pueblos por razones de afinidad, paisaje o por simple coyuntura. Pero en este momento las razones defensivas y la labor de reorganización fueron prioritarias para la CNT. Los meses que siguieron fueron de una intensa actividad en todos los órdenes, tratando de normalizar la organización en aquél ambiente de guerra.

El 10 de septiembre de 1936 ya se celebró en Villamanín una gran asamblea general de la CNT, donde fue muy discutida la postura a seguir ante la militarización, y se acordó la inmediata creación de una Comarcal.

(…)

Las reuniones se sucedían… En la importante reunión que se celebró en Cármenes el 15 de octubre presidida por Antonio González, se dio cuenta de los acuerdos adoptados en el Congreso de Villamanín. Además de los nombramientos en representación de la CNT a los distintos comités y de los cargos de secretario general (Generoso Balbuena), secretario de actas (Lisardo González) y vocales (Prudencio Barrios y Celestino Rodríguez), se nombró una comisión para requisar alimentos por los pueblos de la zona (Elgio González, José González y Gregorio García). Sin duda, el acuerdo más transcendental del Congreso de Villamanín fue el de la inmediata creación de sindicatos en cada localidad, por cuanto supone de voluntad de resistir y al mismo tiempo de mantener los principios anarcosindicalista en su integridad.

Inmediatamente, en cada una de las localidades en que se habían establecidos los militantes se constituyeron sindicatos, y así pueden verse representados en el Pleno Comarcal celebrado en Villamanín el 16 de octubre a los sindicatos de Pola de Gordón (tres delegados), Santa Lucía (dos), Mina del Oro (dos), Villamanín (dos), Casares (dos) y Cármenes (tres). A este pleno (presidido por Emilio Oricheta y con Juan Carballo como secretario) asistió Laurentino Tejerina para pedir el nombramiento de dos delegados de la CNT en la Delegación del Gobierno Asturiano para León. Fueron elegidos Antonio González (Orden Público) y el propio Tejerina (Hacienda y Abastos).

De este Pleno salió el Comité Comarcal formado por Mariano Álvarez (secretario general), Ángel Izquierdo (secretario de actas), Alfonso Modino (tesorero) y como vocales Agustín Juárez y Santos Bayón.

La vida de los sindicatos estuvo determinada por el movimiento de los afiliados y, en definitiva, por la marcha del frente.

(…) Al mismo tiempo que se participaba en la Gestora de CNT-UGT (en la Junta General de 6 de noviembre fueron nombrados por representantes por los anarquistas a Oneroso Balbuena, José Castañón y Andrés Montero), se había constituido el 24 de octubre la “Federación Comarcal de León” con los miembros recuperados, lejos ya de la improvisación de los inicios. En Villamanín, centro orgánico de todas estas actividades, se celebró un Pleno Comarcal el 18 de noviembre, de la mayor importancia. Presidido por Manuel Miguélez, con Mariano Álvarez como secretario de actas y Modesto Martínez de notas, asistieron representantes del Sindicato de Oficios Varios de Cármenes (Aurelio Díez, Prudencio Barrio, Francisco González y Alfredo Álvarez), Pola de Gordón (Restituto Herrera), Milicias de Pola (Manuel Miguélez y Felipe Cañón), Santa Lucía (Julio Fernández y José Morán), y Mina del Oro (Francisco Arias). Se contó también con la presencia del tesorero, Aurelio Díez Fernández, y de Antonio González, ya en labores de investigación y vigilancia.

Fue un pleno maratoniano (terminó a las dos de la mañana), donde además de los asuntos de trámite (…) volvió a debatirse sobre aspectos de militarización. Este seguía siendo un tema doloroso por una parte de la militancia, y así se dejó ver cuando se acordó proponer al capitán Calleja como técnico militar para dirigir los ataques, pero con la oposición de que fuese jefe de todas las fuerzas.

De desconocida transcendencia fue la aprobación, a petición de los delegados de Santa Lucía, de crear un tribunal popular en parte de León. Sí se conoce la repercusión que tuvo la proposición de la Milicias de Pola de hacer un llamamiento a la militancia para formar un batallón confederal de León, toda vez que de aquí surgió el batallón 206.

Durante el año de 1937, hasta la caída total del frente asturiano, se dio una mayor actividad organizativa, y los anarquistas leoneses, reacios siempre a la simple colaboración con otras formaciones políticas siguieron los acuerdos participativos de la Regional de Asturias, León y Palencia. Ésta había decidido participar en el Comité Provincial del Frente Popular que se formó el 6 de septiembre de 1936 en Gijón.

(…)

La CNT por su cuenta, afianzó su implantación en las localidades donde residía, habiendo plenos Comarcales donde se hallaban representados cerca de 1000 afiliados. El más numeroso era el sindicato de Cármenes (490 afiliados), seguido del de Villamanín (140) y Casares (108). También contaban Pola (70), el Sindicato de Transportes (51), Busdondo (46), Valdelugeros (26), Villasimpliz (25), Canseco, Industrias Ferroviarias, etc. Durante este período, como representantes a los Plenos asistieron Julio Patán y Francisco Suárez (por Cármenes), Camilo Rodríguez (por Casares), Julio Alonso (por Villamanín), Julio Lombas Díez y Germán Ordoñez Ballesteros (por Villasimpliz), Heliodoro Villa (por Pola)…

(…)

La acción sindical y confederal hubo de combinarse con la administrativa, propia de una situación de guerra. En este orden destaca la participación de la CNT en el Consejo Local Cooperativo de Villamanín, órgano encargado de la distribución comercial, y una de las mejores muestras de la práctica revolucionaria, en cuanto sustituía el comercio como actividad de lucro. Dependiente del Consejo General Cooperativo, estaba participado por UGT y CNT. Tras celebrar el Consejo Local reuniones los días 18 y 19 de abril de 1937, la CNT nombró en la de 21 de abril los representantes, con cargo de subgerente, en los despachos de Villamanín (Herminia Hidalgo), Busdongo (Santiago Díez Suárez)… Geras (Francisco González González), La Vid (Julio Lomas, con Pedro Gutiérrez Roca como dependiente), Santa Lucía (Piedad Blanco, con Benito Gutiérrez Martínez), Buiza (Ángel Pérez Camporro)… Pola de Gordón (Germán Ordoñez, con Florentino Blanco y Francisco Martínez).


LOS ANARQUISTAS EN EL FRENTE: SECCIONES EN LA POLA

Durante los meses subsiguientes al levantamiento militar, el trasiego de personas hacia la zona libre del Norte de la provincia y las tierras asturianas fue constante, y a veces, masivo.

(…)

Los refugiados se fueron agrupando por afinidad sindical o política y por razones de paisanaje. Los primeros intentos de organización defensiva se consiguieron con la formación de comités, y el 26 de agosto de 1936 ya aparece firmado un comunicado del Comité Provincial de las Milicias Antifascistas Leonesas, residente en Busdongo, y luego en Pola.

Los anarquistas leoneses, acostumbrados a situaciones difíciles, empezaron a agrupar a sus militantes en grupos de diez, con un delegado. Cuatro grupos de diez formaban una sección, al mando de un teniente, y luego una compañía, en una iniciativa espontánea dedicada a la defensa y a mantener una cierta estructura orgánica. Con este ánimo se formaron dos secciones en Pola (casi 100 hombres), una al mando de Lorenzo Martínez “el Ronda” y otra con el teniente Rodríguez, actuando Manuel Miguélez como capitán. Recibía el nombre de Batallón CNT nº 1. Tras una gestión infructuosa ante el comité de guerra para conseguir armamento, llevada a cabo por Ángel Izquierdo, se decidió ir a Gijón, al Estado Mayor. Allí fue Agustín Juárez con otro cenetista, pero tampoco les atendieron. A los pocos días, las dos secciones fueron incorporadas al batallón de Asturias nº 12, que se estaba formando en Avilés al mando de Mario Cuesta, de CNT. Juárez y otra gente, que soñaban con entrar en León, regresaron a Pola. Por la zona de Valdetejas-Cármenes, y bajando hasta Matallana-Valporquero actuaban también grupos de anarquistas, junto a otras fuerzas, articuladas en torno al comité de Valdeteja.

En Pola comienzan de nuevo a agruparse cenetistas leoneses con el fin de formar su propia unidad, con Manuel Miguélez y Ángel Fernández al frente. Se configura así el Batallón Asturias nº 6, también conocido como batallón Cármenes, integrado exclusivamente por anarquistas leoneses y germen del futuro [batallón] 206.


EL BATALLÓN 206. COMANDANCIA DE LA POLA

El comandante indiscutible del batallón fue Laurentino Tejerina Marcos, llegando a conocerse la unidad como “batallón Tejerina”. Manuel Miguélez González, que había ejercido on anterioridad labores de dirección, sufrió un accidente al despeñarse el coche bajando por la collada de Villamanín a Cármenes, teniendo que ser hospitalizado.

Constaba de cuatro compañías, al mando de los capitanes Laudino Díez González (1ª), Antonio García Dueñas (2ª), Luis de Prada Macía (3ª) y Enrique González Rodríguez (4ª), y una sección mixta con el teniente Laurentino Robles Fernández. Al morir Antonio García “el Gato” en la toma de Peña Ubiña, fue sustituido por Francisco Pascual Abad.

(…)

La 1ª cía. Tenía su campo de acción en la zona Matallana-Vegacervera, mientras que la 2ª abarcaba por encima de Orzonaga, la Mina del Oro, hasta cerca de Pola, con el puesto de mando en Coladilla. Las otras dos compañías pertenecían a la reserva, estando el cuartel del batallón en las escuelas de Cármenes.

El armamento del que disponían era pésimo, con viejas espingardas y fusiles de todas las nacionalidades para los que resultaba imposible hallar munición. Aunque el problema era general en la zona republicana, al menos en una primera época, las quejas eran continuas motivadas por la diferencia de trato de unos batallones a otros a la hora de repartir el armamento.

Por lo que respeta al alimento, en un primer momento estaba a cargo del comité de guerra, teniendo casi siempre que proveerse sobre el terreno. Luego el aprovisionamiento era de suministro, realizándose desde Mieres.

Militarmente, con la creación el 24 de diciembre de 1936 del Consejo Interprovincial de Asturias y León se creó el Cuerpo de Ejercito de Asturias. En la leonesa se crearon cuatro comandancias: Belmonte, Puerto Ventana, Pola de Gordón y Cangas de Onís (sic).

El 206 pertenecía a la comandancia de la Pola, dirigida por el capitán Calleja. En febrero de 1937 los batallones se integraron en brigadas, constituyendo los de la comandancia de Pola la brigada nº 13, al mando del mayor de milicias Dositeo Rodríguez, y donde Antonio González estaba de delegado político y representante obrero. Un mes más tarde, buscando mayor eficacia, el frente de León quedó cubierto por la división 6ª del III Cuerpo de Ejercito, al mando del mayor Rodríguez Calleja, incorporando las brigadas creadas anteriormente. El Comité Regional de CNT nombró el 28 de abril a Antonino comisario de brigada.

De esta manera, el 7 de abril de 1937, aprovechando el deshielo, los hombres del 2006 combatieron en el sector de Correcillas. Tejerina y los suyos ocuparon las alturas del Cueto y otras posiciones a 4 Km de La Vecilla. Estabilizadas las líneas, en el mes de junio el batallón 206 fue destinado a la zona de Peña Ubiña, de donde al amanecer del 24 de junio las tropas franquistas habían desalojado al batallón 220 “Gordón Ordás”, llamado desde entonces el “recula”, ocupando su posición y ocasionándoles más de 20 muertos. Todos los intentos de recuperación sólo habían conseguido más muertes y pérdidas.

El 206, relevado por los hombres de 249 “Pola de Gordón” de Emilio Morán, fueron llevados de Cármenes de Busdongo y luego a Mieres. Allí permanecieron ocho días, y cuando ya se había corrido el rumor de que los iban a llevar a Bilbao, les armaron convenientemente y por Campomanes les transportaron hasta Tuiza, iniciándose la aproximación a Peña Ubiña. Primero la aviación enemiga, y luego la niebla y el mal tiempo dificultaron al máximo la operación.

Por fin, el 25 de junio, en medio de la oscuridad y la niebla y siguiendo las consignas de Tejerina, atacó la 1ª cía. Y a los diez minutos todas las demás. Al grito de “¡Viva la FAI!” se practicó una maniobra envolvente, acompañada de lanzamiento de bombas, que culminó en un rotundo éxito, cediendo los nacionalistas su posición. Al amanecer pudo comprobarse que se habían causado más de 50 muertos, algunos de ellos al despeñarse en la huida, y se recogieron una ametralladora, tres fusiles ametralladores, abundante munición de fusil, bombas de mano, víveres y mantas. El 206 sufrió la pérdida del capitán Antonio García Dueñas “el Gato”, y una docena de militantes, entre ellos Salvador Prieto, Bayón y otros.

En la reorganización que hizo el general Mariano Gamir Ulibarri al sustituir a Llano de la Encomienda, el batallón 206 quedó adscrito a la 186 brigada (al mando de José Recalde) de la 58 división (mayor Arturo Vázquez), en el XVI Cuerpo de Ejercito del teniente coronel Gállego Argües. El 9 de septiembre las tropas de los sublevados desataron la ofensiva. Al día siguiente, entre lluvias y vientos, la Agrupación de Múgica dominó la carretera de Aralla a Geras, protegida en su flanco izquierdo por otras unidades que acosaban a los hombres del 206, ocupando Oblanca. Ante esta situación, el 13 de septiembre se creó una Agrupación cuya misión era la defensa de los puertos de León, formada por las divisiones C y D. En la C, al mando de Luis Bárzana, estaba la 186 brigada, ahora al mando de Benito Reola, a la que pertenecía el 206. Con cuartel general en Mieres, tenía asignado el sector entre Puerto Pinos y Busdongo”.

Publicado en: "Historia del Anarquismo Leonés", por Ceferino Conti Vélez, José Antonio Fernández Gómez, Pablo Juárez Pérez, Juan Martinuzzi García y Wenceslao Álvarez Oblanca. Edición de Santiago García, 1993, pp. 160-172.
Encontrado en: ComarcaDeGordón.net

Del sabotaje como una de las más bellas artes

1.

“¿Quién reavivará los violentos torbellinos de fuego
sino nosotros y
aquellos que creemos hermanos?
¡Venid! Novelescos amigos: Esto va a
gustarnos.
¡Jamás trabajaremos, oh oleajes de fuego!”
“Que este
mundo
reviente. Es la verdadera senda.
¡Adelante, en marcha!”
A. Rimbaud (1854-1891)

La extensión del sabotaje, el incremento de su práctica, a mayor o menor escala a lo largo y ancho del señorío de la mercancía es un hecho consumado. La quema de cajeros automáticos, la inutilización de cerraduras en los centros de producción y distribución, la rotura de lunas, el incendio de ETT´s, Inem´s, el sabotaje a las infraestructuras del capitalismo (TAV, pantanos, autopistas o constructoras)… son prácticas ofensivas frente a la colonización de nuestra vida por el capitalismo en su forma más avanzada - el espectáculo integrado. Las llevan a cabo personas hartas de sobrevivir como mercancías (su vida reducida a los imperativos económicos) y desencantadas de la falsa oposición (más falsa y menos oposición a cada segundo) - partidos y sindicatos que quieren gestionar nuestra miseria e integrarnos en un modo de producción que nos niega cualquier participación en las decisiones que nos afectan directamente y ayudan a esclavizarnos mutilando cualquier gesto de negación del existente.

El espectáculo escribe el guión y reparte los papeles: obrero, profesor, estudiante, ama de casa, padre, madre, hijo, hija, parad@, policía, militar, artista, humanitario, intelectualoide… la mayoría de las personas con diversos roles a lo largo de 24 horas por lo que su existencia es, si cabe, más terrible todavía. Cada un@ con su cuadro neurótico-esquizoide y que responderá a los estímulos lanzados desde el poder de la manera esperada. Toda la actividad social es planificada para reforzar el espectáculo ralentizando su proceso imparable de descomposición.

Como no queremos oír los rechinares de l@s sufrid@s militantistas de cualquier organización, que conste que no estamos en contra de la organización en sí, sino de la organización como un fin en si mismo, como cristalización de cualquier ideología y como órgano separado, representante de la clase. Estamos por la auto-organización autónoma de l@s explotad@s. La Historia nos ha demostrado, y esto es algo que consciente o inconscientemente no se le escapa a nadie, con dos ejemplos claros que las tradicionales formas Partido (Revolución Rusa) y Sindicato (Revolución Española) no han sido más que dos intentos de gestionar el capitalismo y no de superarlo. Al tomar el poder no se ha destruido sino que se ha ejercido; por un lado la clase burocrática sustituye a la burguesía y por el otro los dirigentes anarcosindicalistas participan en el poder burgués llamando a la autogestión de la explotación y de la alineación, mientras las bases intentaban superar en la práctica las relaciones de producción y sociales mediante la gestión directa de todos los aspectos de su vida y no sólo del trabajo. Precisamente, ambas formas tienen en común la exaltación del trabajo (coincidiendo con los nacionalsocialistas y todas las formas políticas del capitalismo). Su visión cuantitativa buscaba un aumento de la producción dejando de lado el aumento cualitativo de la vida. Esta derrota (práctica y teórica) de las organizaciones tradicionales que nos dicen representar no ha sido asumida por la clase trabajadora (y es que parece que sólo sabemos trabajar) seguimos sin mantener ningún control sobre cualquier aspecto esencial de nuestra vida en un mundo que se hace no sólo sin nuestra participación (excluyéndonos) sino contra nosotr@s. Pero compañer@s, la Historia no es cíclica es un proceso acumulativo y ya pesa demasiado sobre nuestros cansados cuerpos.


2.

“Jamás tuvieron los que se burlan un lenguaje tan engañador”
Shakespeare. “Sueño de una noche de verano”.

La contradicción entre las posibilidades de los medios de producción (del uso de algunos para el goce de tod@s, ya que la mayoría inútiles o perjudiciales habría que destruirlos) y las relaciones de producción (esclavitud asalariada, mercantilización y exclusión en una sociedad de clases) ha llegado a un punto de inflexión insalvable. Al espectáculo le supone más falsificar la naturaleza de esta contradicción que aumentar la producción de mercancías con un valor de uso decreciente. Esta inercia inmóvil le obliga a desplegar todos su medios de recuperación de cualquier movimiento real de oposición y dirigir él mismo la crítica espectacular del espectáculo. Una hipócrita-autocrítica dirigida por su policía del pensamiento descompuesto (pro-situs, cuadros, ONG´s, recuperadores, artistas, periodistas… todos ellos políticamente correctos y peñita del “buen rollito”).

Estas escobillas del water de la modernidad, como buenos curas, esperan que con sus parches, el propio desarrollo del sistema nos dirigirá cogidit@s de la mano hacia un mundo ideal, planificado por su falsa conciencia y la podredumbre de su cerebro cuadriculado; como si alguna vez nos hubiesen regalado algo. Su función social que viene siendo denunciada desde hace décadas les ha costado más de una agresión, apaleamiento o asesinato y estamos segur@s que no van a ser simples anécdotas. Nos engañan y nos manipulan, no debemos permitírselo ni un día más, ellos son los guardianes de la llave de nuestras cadenas infernales. Entretienen nuestro pensamiento con debates sin importancia y nos imponen su opinión evitando cuestiones tan simples que les hacen temblar de terror: ¿Cómo vivir mejor? ¿quién y qué nos lo impide?. Preguntas que desenmascararían inmediatamente a estos profesionales de la mentira. La coherencia de la crítica y la crítica de la incoherencia ayudarán en esta labor.


3.

“La injusticia no es anónima, tiene nombre y dirección”
Bertolt Brecht

La teoría situacionista, como crítica integral de la totalidad de las condiciones de supervivencia y del capitalismo espectacular-mercantil que las necesita, ha sido verificada por los hechos de la falsificación. No se puede combatir la alineación bajo formas alienadas. El sabotaje de este mundo, empieza por la ruptura con los roles que nos impone el sistema, por el sabotaje de nuestra muerte en vida y la negación del papel que nos asignan y diseñan. En estos momentos hablar de Revolución es tener un cadáver en la boca, sólo hace falta mirar a nuestro alrededor para ver un decorado que nos recuerda constantemente la derrota. El sabotaje es pues una acción que sirve de revulsivo contra la irrealidad que nos oprime. Una práctica que no ha escapado a las recuperaciones ideológicas transformándola en “terrorismo” (la profesionalización del sabotaje) que no ha hecho más que reforzar el sistema debido a su carácter centralista, jerarquizado y militarista. Hoy, no se plantea el crear una organización armada de este tipo sino el ataque difuso de pequeños grupos de afinidad incontrolables por alguna estructura superior que se unen y desunen como las mareas lunares. Unas mareas que nacen de la conciencia de lo mal que están las cosas y lo peor que se van a poner por el desarrollo de los acontecimientos.

En el siglo XIX existía una práctica similar que puso en jaque al capitalismo incipiente. Aparte de los ataques luditas, las llamadas “rondas proletarias” que por su falta de estructura rígida y su máxima flexibilidad en los ataques hizo casi imposible su represión y recuperación, en la que cumplieron un papel principal los, también incipiente, sindicatos. Un grupo de gente se juntaba, golpeaba y se diluía en la masa mientras un nuevo grupo se formaba en su interior. Este sabotaje difuso hace dificilísimo para el enemigo el llegar a detener a nadie, esto convierte este ataque en un universo de placeres para gamberr@s ilustrad@s cuyas sensaciones son imposibles de describir o comunicar con el pobre y banal lenguaje de las palabras.

El juego de la subversión cuyas reglas escriben l@s que participan de él, se vuelve un arma eficaz contra el capitalismo en todas sus formas. Hay más que destruir que construir.


4.

“Nuestra época no necesita escribir consignas poéticas sino ejecutarlas”
Internacional Situacionista.

Está demostrad que pequeños grupos que atacan hacen más daño que grandes organizaciones especialistas de la lucha armada. La Brigada de la Cólera - continuó su actividad cuando fueron detenidas algunas personas y el estado inglés daba por desarticulado el movimiento- es un ejemplo. El poder lo tiene difícil para reprimir o eliminar a pequeños grupos que con toda seguridad no se conocen entre sí y lo único que les une es el deseo de destrucción de un sistema que les impide vivir y les condena a la supervivencia y a la incertidumbre. No se buscan acciones exhibicionistas para dar propaganda a ninguna sigla o marca de origen. En el caso de Asturies, por ser el más cercano, el sabotaje ha sido un arma de clase utilizado innumerables veces, sobre todo en los conflictos laborales en las empresas. Duro Felguera, Hunosa, Naval, Ciata… No nos estamos inventando nada, el sabotaje ha sido, es y será un medio para alcanzar cualquier objetivo; cualquier persona harta, independientemente de su ideología la utiliza. Desde el oficinista que roba material de oficina hasta la trabajadora que estropea la máquina a la que está encadenada, pasando por la utilización de goma-2 como los despedidos de Duro-Felguera.

Hoy, el ejemplo está en la quema de ETT´s. La práctica del sabotaje queda reducida a conflictos puntuales y muy localizados, sin perspectiva global y simplemente para soluciones parciales, con unas reivindicaciones económicas que quedan dentro de los límites impuestos donde se desenvuelve la lógica capitalista. Idem de lienzo para el caso de las ETT´s, un ataque que se sale de la temporalidad de un conflicto en una empresa pero que no cuestiona la esclavitud salarial sino su forma más extrema, no se quiere acabar con la explotación de una clase sino con las ETT´s; por lo que ce por be estamos en lo mismo. Hoy, el conflicto es global y no se soluciona con luchas parciales, sino una lucha integral y de rechazo en bloque de esta sociedad. Hay que acabar con la reducción de nuestras vidas a mercancía y el trabajo asalariado que nos mata y no sólo con las ETT´s. Tenemos que acabar con la sociedad de clases y no sólo con el fascismo. Desviar la atención hacia problemas parciales sólo beneficia a los de siempre, a los gestores de nuestra miseria y a los que algún día pretenden gestionarla, y ambos son parte de los objetivos a sabotear por l@s revolucionari@s.

La práctica del sabotaje difuso (autonomía sin trabas, máxima flexibilidad, auto-organización, mínimo riesgo), entre personas afines, abre la posibilidad de comunicación real destruyendo la espectacular, rompiendo la apatía e impotencia del eterno monólogo revolucionarista. Relaciones y posibilidad de contactos con otras personas en la negación del rol espectacular. Son situaciones efímeras que por su preparación y desarrollo llevan en su esencia la situación revolucionaria que ya no dará un paso atrás y que suprimirá las condiciones de supervivencia. No cae en la irremediable jerarquización alienante que conlleva la especialización de cualquier grupo armado de carácter autoritario y militarista en el que las masas delegan su participación en los ataques.

El aumento cuantitativo de esta práctica no nos llega de la mano de los voceros propagandísticos del espectáculo sino de pasear por el escenario del capitalismo y encontrarnos en la deriva con cajeros quemados, ETT´s con los cristales rotos, cerrajeros cambiando la cerradura de un supermercado… visiones que nos hacen esbozar sonrisas cómplices y que nos animan a salir esa misma noche a jugar con fuego para que en otras personas desconocidas, pero cómplices, también surjan sonrisas por el hermanamiento en la destrucción. No importa el número sino la calidad de los gestos; sabotajes, expropiaciones, reducciones… nos devuelven parte de la vida que nos niegan, pero la queremos toda. Compañer@s el juego es vuestro y os animamos a su práctica diaria. Montároslo con vuestr@s colegas. Contra el viejo mundo en todas sus caras, para salir de la prehistoria, extendamos y multipliquemos los ataques.

POR LA ABOLICIÓN DE LA SOCIEDA DE CLASES. stop. CONTRA LA MERCANCÍA Y EL TRABAJO ASALARIADO. stop. POR LA ANARQUÍA. stop. POR EL COMUNISMO .stop. ¡PIEDRAS Y FUEGO

Por el Instituto Asturiano de Vandalismo Comparado

Publicado en: Agitazión/Llar nº33, Septiembre de 1999 y posteriormente recogido en el libro "Del tiempo en que los violentos tenían razón"

lunes, 24 de agosto de 2009

Memorias de José Enrique Llera

José Enrique Llera Iglesias: "Dentro del mal, los que estábamos en la Plaza de Toros teníamos cierta seguridad."

«Pertenecía como soldado al Batallón “Asturias” nº 218 que mandaba Tano “el de Olloniego”, uno de los comandantes que aguantó en el frente hasta el último momento y no abandonó a sus tropas como otros. Veníamos retrocediendo del frente de Arriondas.

Un grupo de cuatro amigos nos teníamos marcada una meta: llegar a Gijón antes de la rendición a ver si podíamos coger un barco con el que llegar a Francia, pasar de nuevo a España por la frontera de Cataluña, incorporarnos al ejército de la República y seguir luchando. Después de mil peripecias y al cabo de dos días, alimentándonos con manzanas y castañas, llegamos a Gijón la noche del diecinueve o el veinte de Octubre.

En Gijón, el espectáculo era dantesco, con el gran resplandor de los depósitos de gasolina de la CAMPSA incendiados iluminando a la ciudad en tinieblas. Por las calles había personal civil y soldados por miles. Unos, con la ilusión de embarcar; otros, que se marchaban para los pueblos de los alrededores y, otros más, a esconderse donde buenamente pudiesen. Había una psicosis general de miedo a la represión; era como un presentimiento que, fatalmente, se cumplió. Fueron muchos los miles que, unos por las “chekas” de Falange y otros en consejos de guerra sumarísimos, perdieron la vida.

A la entrada de Gijón nos dividimos en dos grupos. Dos compañeros de Mieres, de los que nunca más volví a saber nada, se dirigieron directamente para El Muelle, mientras que el otro y yo nos fuimos para su casa. Gran alegría llevó su madre al verle llegar. Nos dio de cenar y, mientras cenábamos, teníamos los pies metidos en agua caliente con sal, lo cual, como estaban llenos de llagas de tanto caminar, nos sirvió de gran alivio.

Cuando nos dispusimos a partir, la madre, llorando y suplicando, se plantó en la puerta y consiguió convencer a su hijo para que se quedara. Marché, pues, solo; desde Ceares en dirección al Muelle. Había guerreras y gorras militares tiradas por doquier. Los urinarios que había en el Paseo de Begoña estaban atiborrados de ellas.

Una vez en El Muelle, me puse en una larga cola que había para subir al “María Elena”, un barco del gobierno de Euzkadi que llevaba varios meses en el puerto. Faltarían unas veinte personas para llegarme el turno para embarcar, cuando se formó un tiroteo. En medio de un gran desconcierto, todo el mundo echó a correr, y yo me refugié en un portal. Cuando renació la calma y volví a la zona de embarque, el “María Elena” ya había levado anclas, retirado la pasarela, y, poco a poco, se alejaba del muelle, iniciando una singladura que le llevaría a su meta. Años después, supe que este barco, sobrecargado como estaba y con una gran vía de agua en una de sus bodegas, logró llegar a Francia, hundiéndose pocas horas después en el puerto de Burdeos.

El cansancio era enorme, pero, no obstante, me uní a un grupo y partimos caminando hacia El Musel, a ver si en este puerto teníamos mejor suerte, pues nuestra obsesión era marcharnos a toda costa. Mas tampoco allí nos acompañaría la fortuna, y ya no hubo forma alguna de embarcar. Agotados como estábamos, regresamos a Gijón. Llegamos de madrugada, nos sentamos en un portal y nos quedamos dormidos. Cuando despertamos era ya de día. Por las calles se empezaban a ver grupos armados que por la pinta que tenían -unos, con la barba muy crecida, y otros, muy pálidos- pensé, y acerté, que eran de la “quinta columna” o “emboscados”, que así se solía llamar a esta clase de elementos.

En vista de lo difícil que se nos ponían las cosas, optamos por separarnos y cada uno tiró por un lado; además, todos éramos de diferentes pueblos de la provincia. Deambulé por Gijón de un lado para otro, sin saber qué hacer ni a dónde ir. El estómago pedía comida y, para engañarle, bebí un vaso de agua que me dieron en una casa. Esa noche dormí en un agujero entre los escombros de una casa medio destruida.

Al día siguiente, desperté temprano: el hambre es mala compañía para dormir. Me dispuse a salir de Gijón porque, pensé, manzanas, por lo menos, las encontraría. Aquel año hubo una de las mayores cosechas de manzana que se conocieron en Asturias.

Cerca del puente del río Piles, por la carretera de Somió, a ambos lados de la carretera y con un estandarte y una bandera al frente, vi dos interminables filas de soldados que se dirigían a la ciudad: comenzaban a llegar a Gijón las primeras tropas de ocupación. Tuve miedo de cruzarme con ellas, di media vuelta, y otra vez a deambular por las calles. En las aceras de la calle Corrida, junto a la Telefónica, se agolpaba la gente. Fui a ver qué ocurría y eran las tropas que desfilaban por la principal arteria de la villa. A mi lado estaba un muchacho de diecisiete años, evadido de Oviedo, que había sido soldado del Batallón “Sangre de Octubre”. Estaba desmoralizado, como todos: “Ahora -me decía-, ¿cómo me presento yo en Oviedo?” “¿Y cómo me presento yo en Colunga?”, le contesté yo. Porque aunque uno no hubiese hecho mal alguno, parecía que se presentía el futuro, y el horizonte se veía muy negro.

En la calle Corrida, atravesada de un lado a otro de la calle, había una monumental pancarta con el famoso eslogan de “¡No pasarán!” Los soldados, al pasar desfilando por debajo de ella, unos, sonreían, y otros hacían gestos de burla. Un sargento, mirando muy serio para la acera, dijo en voz alta: “¡Ya estamos pasando!, ¿qué nos vais a hacer?” Esto fue para mí ya la primera humillación.

Más tarde, anunciaron por unos altavoces que en Los Campos se iba a servir comida fría a los miles de milicianos que había por las calles. La “fame” pudo más que el amor propio, me dirigí allí y me puse en la larguísima cola. Por fin, me llegó el turno y me dieron lo que a todo el mundo: un panecillo, una lata de sardinas y dos onzas de chocolate. Todavía no habían comenzado las detenciones ni represión alguna. Tiempo después, comprendí que lo hacían para que nos confiásemos y, después, la redada fuese más fructífera, como así fue.

Me senté a comer en el suelo y a unos metros vi a mi amigo y vecino Enrique Granda. Hacía meses que no nos veíamos y el encuentro nos alegró mucho. Hablamos largo y tendido de nuestro común problema: el regreso a casa. Optamos por coger el toro por los cuernos y decidimos partir para Colunga.

A la salida de Gijón, nos encontramos con un guardia civil de Colunga que había pasado la guerra defendiendo Oviedo.

-¡Hola!, ¡hola! -Nos dijo al vernos-. ¡Vaya parejina!, ¿a dónde vais?

-Pa casa -contestamos-.

-Bueno, bueno. En Colunga os quiero yo ver.

Y el guardia civil siguió camino adelante.

Con este precedente, a punto estuvimos de dar la vuelta. Pero más que el temor a lo que nos pudiera ocurrir podía el ansia de saber algo de nuestras familias. Junto a Colunga había un campo de aviación y éste y la villa habían sufrido durísimos bombardeos de los “Junkers” nazis, y tanto mi amigo como yo, hacía tiempo que no sabíamos nada de la familia.

En Somió, nos cruzamos con una larguísima fila de soldados de Infantería que se dirigían a Gijón con sus carros, camiones y mulos. Ocupaban toda la calzada y nosotros, cabizbajos y sin apenas mirarlos, caminábamos por la cuneta. De repente, un teniente nos llama la atención y nos dice:

-¡Oigan, a la bandera se le saluda!

-¿Con qué mano, con la derecha o con la izquierda? -Pregunté yo-.

No sé cómo se me ocurrió, pero me salió espontáneo.

-¡Qué cínico! ¡Con la derecha! ¡Así! -Exclamó el teniente, al mismo tiempo que levantaba el brazo extendido y hacía el saludo fascista.

-¡Qué creen ustedes, que están todavía entre los rojos! -Añadió.

Total, que levantamos el brazo y seguimos caminando. Pero era tal la cantidad de banderas y estandartes que portaban que teníamos que ir prácticamente caminando con el brazo en alto. Algunos se reían y nos llamaban “rojos” e “hijos de puta”. Tragando bilis, nos metimos por la primera “caleya” que vimos y en una pomarada llenamos la barriga y los macutos. Luego, nos tumbamos detrás de una “sebe” a esperar pacientemente a que pasara la columna.

Continuamos rumbo a La Providencia y un “Junker”, seguramente de reconocimiento, pasó a cincuenta metros por encima de nuestras cabezas. Nos tiramos al suelo y nos quedamos inmóviles. Se le veían perfectamente los tubos de las ametralladoras y al nazi que iba detrás de ellas.

Al llegar a Quintueles, salimos a la carretera, y ahí terminó nuestro viaje y nuestra libertad. Unos soldados de las Brigadas Navarras que estaban jugando al fútbol nos llamaron y nos preguntaron si llevábamos pase. Al responder negativamente, nos dicen que nos lo dará el alférez y un soldado nos manda acompañarle hasta una casa situada en el comienzo de la bajada al puente de Arroes. Había allí una docena de milicianos en fila y, según llamaba un soldado que estaba en la puerta, iban entrando de uno en uno.

Me puse algo nervioso y pedí permiso para ir a hacer mis necesidades. Como nos habían dicho que tuviéramos la cartera preparada, aproveché para romper el carnet de la CNT y el certificado de las Fuerzas Aéreas del Norte de España, en el que figuraba como aprobado para hacer el curso de piloto.

Para lo de piloto nos habían reunido en Santander hacia el diez de Junio del treinta y siete a unos quinientos jóvenes de entre dieciocho y veintidós años. La mitad iríamos a Francia y la otra mitad a Rusia, a hacer un curso de una duración de seis meses, al cabo de los cuales y con sesenta horas de vuelo se salía de la academia como sargento piloto y te incorporabas a las Fuerzas Aéreas de la República. El viaje lo íbamos a hacer en el trasatlántico francés “Lafayette”, que ya estaba anclado en el puerto. La ofensiva fascista sobre Reinosa echó por tierra todos esos planes.

Me llamaron y entregué al alférez de las Brigadas Navarras la cartera con algunas fotos, documentos sin importancia y “belarminos”, los billetes de banco del Consejo de Asturias y León. Tenía también cuarenta y ocho pesetas en monedas de plata, y esas no las entregué. Me pasaron a la parte posterior de la casa, un patio y un gallinero bastante amplios, que estaban repletos de camaradas de distintos batallones. Al oscurecer, nos sacaron a la carretera y nos llevaron formados a un lagar, a unos cien metros, donde nos encerraron. Por la noche, nos llamaron y nos devolvieron las carteras, sin que en la mía notara falta alguna.

Al día siguiente, como no nos daban nada de comer, pedimos permiso al soldado de guardia y cogimos manzanas de una pomarada que había frente al lagar. Por la tarde, uno de los soldados se puso a escribir una carta y nos preguntó cómo se llamaba aquel pueblo. Charlamos un rato con él y le contamos el tiempo que llevábamos comiendo sólo manzanas, y la “tristeza” que nuestros estómagos tenían. Nos llevó con él a la casa que hacía de cuartel, sacó de su mochila dos chuscos bastante duros y dos latas de conserva y nos los dio. Lo devoramos todo sin pestañear, y el pan nos sabía igual que recién cocido.

Todos estos soldados de las Brigadas Navarras, en la parte izquierda de la guerrera, a la altura del corazón, llevaban prendida una medalla del “Corazón de Jesús” con esta inscripción: “¡Detente bala!” Esto demuestra el fanatismo que por aquellos tiempos tenían estas tropas.

Llevábamos ya dos días encerrados en el lagar y seguían sin darnos de comer, por lo que nos teníamos que arreglar con las manzanas de la pomarada próxima. Continuaban llegando más milicianos, seríamos más de cien, y el lagar era insuficiente para acogernos y no había espacio ni para poder sentarse. Entonces, nos sacaron, nos formaron en columna de tres y con fuerte escolta emprendimos el regreso a Gijón.

Nos llevaron a la Plaza de Toros, donde había miles de camaradas en la misma situación que nosotros. También había prisioneros en El Cerillero, La Iglesiona, El Coto, Falange y en las cuadras del cuartel de la Guardia Civil de Los Campos. Por las noches, sentíamos tiros y ráfagas de ametralladora y creíamos que eran partisanos: ¡qué equivocados estábamos! Los disparos eran en la playa, en La Providencia o en el cementerio de Ceares, lugares preferidos por las “chekas” (de Falange) para efectuar sus asesinatos. De La Iglesiona, por camiones sacaban a los prisioneros para asesinarles en Ceares. La brutal, salvaje y ensañada represión sobre el vencido comenzaba así en Gijón.

Dentro del mal, los que estábamos en la Plaza de Toros teníamos cierta seguridad. Dos o tres veces que fueron los de las “chekas” a sacar presos y los militares que estaban de guardia los despacharon de mala manera. Una de las veces, en pleno día, un teniente les llamó asesinos y les dijo que si no se marchaban inmediatamente ordenaba a sus soldados hacer fuego sobre ellos. Estos hechos ocurrieron en la calle, frente a la entrada principal de la Plaza. Lo vimos todos los que estábamos paseando por la parte interior de la verja, porque hasta por la noche no nos cerraban dentro de la Plaza. Dormíamos en el suelo, sobre unas tablas y, para combatir el frío, encendíamos fogatas con la madera de la propia Plaza.

Al lado mío, había un grupo de gallegos, los cuales, bien ignorantes estarían de la situación, hacía poco tiempo que se habían pasado a nuestras filas por el frente de San Esteban de Pravia. Esos tenían un verdadero problema, pues, supongo, más tarde el juez les juzgaría como desertores.

Después de llevar siete días a base de manzanas, al día siguiente de llegar a la Plaza de Toros comenzaron a darnos de comer. También empezaron los palos. Irrumpían dentro de la plaza los guardias de Asalto y al grito de: “¡A formar!”, comenzaban a dar patadas, hostias y culatazos. En quince días que duró mi estancia en la Plaza, solamente me cazaron una vez que estaba sentado, pues, de pie, corría más que ellos. Me dieron un culatazo en el pecho que me tiró de espaldas. Me levanté como si tuviera un resorte y emulando al mejor velocista llegué a la formación. Tuve dolores en el pecho y un renegrón que me duró más de un mes. Esto fue al principio, porque, luego, ya pusimos “guardias” en las puertas que nos avisaban cuando venían los de Asalto y echábamos a correr de un lado para otro. En honor a la verdad, debo decir que los militares encargados de nuestra vigilancia, durante mi estancia en la Plaza, no pegaron a nadie. Eran siempre los de Asalto, claro que alguna autorización presentarían para que los dejaran pasar.

Un día, nos pusieron tropas de Regulares, moros, de guardia; pero al día siguiente los retiraron y volvieron los soldados españoles.

Desde la verja, vi pasar por la calle a un soldado que era de Gobiendes y al que conocía. Le llamé, hablé con él y por su mediación pude mandar aviso a mi madre, que me vino a ver y me trajo castañas cocidas, nueces y chocolate, que no sé de dónde lo habría sacado la pobre; y también una manta. Le pregunté por mi hermano y me dijo que hacía más de un mes que nada sabía de él.

Bastante tiempo después, por su propia boca, pude conocer la odisea de mi hermano, desde que le hicieron prisionero en El Mazuco hasta terminar yendo a dar a un Batallón Disciplinario en el Campo de Gibraltar. Merece la pena dejar un momento mis memorias para contar cómo hicieron prisionero a mi hermano. Luego, quien esto lea que saque sus conclusiones sobre los motivos que tuvieron los autodenominados “cruzados” para traer a los enemigos de la cruz a ayudarles.

“Estábamos -cuenta mi hermano- en pleno combate en la Sierra del Mazuco, cuando sentimos gritar a nuestras espaldas: “¡alto, paisa!, ¡alto, paisa!” Nos coparon, pensé. Miro tras de mí y veo a un numeroso grupo de moros. Los teníamos a nuestras espaldas apuntándonos y con las bayonetas caladas. Nosotros seríamos unos cincuenta. Levantamos los brazos y se acercaron a nosotros y empezaron a cachear a la gente. Lo quitaban todo: botas, carteras, relojes, chaquetas de cuero, todo. Y luego los asesinaban hundiéndoles la bayoneta. Me llegó el turno; me estaba quitando las botas y no acertaba. El moro, bayoneta en ristre, me metía prisa. Yo no podía más, viendo la muerte en las manos de aquel asesino. Me acordé de mi hija que, con poco más de un año, se quedaba huérfana. Me hice por mí las necesidades, pues en esos momentos los valientes no existen. Como en el cine, la salvación llegó en los últimos segundos: la mía y la de dieciséis compañeros más. Apareció un alférez español de Regulares que, fusta en mano y hablando en árabe muy indignado, empezó a repartir fustazos a diestro y siniestro. De esta forma se terminó la matanza. Nos puso una escolta de soldados españoles y nos bajaron para Llanes.” Y así terminó mi hermano su relato.

[En un panegírico dedicado a J.E. Casariego y escrito por varios autores, un artículo de Juan A. Cabezas, titulado: “J.E. Casariego: un asturiano leal, humanista y humanitario”; y en el se dice lo siguiente: “(...)Siempre demostró Casariego la fidelidad a sus ideas, pero jamás utilizó la venganza y la crueldad con sus enemigos. Se hizo notorio su comportamiento con un grupo de prisioneros “rojos”, capturados por su unidad en los combates de la asturiana Sierra de Cuera, en el concejo de Llanes. Como sabía que iban a ser fusilados, los llevó a “tierra de nadie”, ordenó al piquete que disparasen al aire varias ráfagas de fusil ametrallador y mandó a los prisioneros (jóvenes bisoños de las últimas quintas movilizadas por los republicanos) que huyesen por el monte. Con aquel fingido “fusilamiento”, salvó el capitán Casariego una veintena vidas.”

La pregunta que surge inmediatamente es si todavía tras más de un año de guerra seguía siendo la norma en el ejército nacionalista fusilar a los prisioneros. En caso afirmativo, entonces los moros no hacían sino lo que veían hacer...]

Entre otros, estaba en la Plaza de Toros un tal Rendueles, que en el año treinta y seis era portero de fútbol del Sporting. Era muy simpático y un tanto alocado. Todos los días llegaba gente preguntando, unos, por sus familiares; otros, indagando en plan policiaco si estaba determinada persona para, luego, reclamarla. Como éramos varios miles y todavía no nos habían hecho filiación alguna, cuando venían a preguntar por alguien, el oficial de guardia acudía a Rendueles y éste se subía a un destartalado camión que estaba junto a la verja y pedía silencio; contaba un par de chistes y nombraba a la persona reclamada. Esta, según viera quién preguntaba por ella, lo cual era fácil de averiguar, pues el oficial la acompañaba, se presentaba o no.

Al lado de la Plaza de Toros estaba el chalet de Víctor Salas y lo habilitaron para oficinas. Un día, pidieron voluntarios para hacer la filiación de vascos y montañeses, y, entre otros, salimos Granda y yo. La filiación o ficha constaba de: nombre y apellidos, edad, pueblo del que eras natural, partido político al que pertenecías, si habías ido voluntario al frente o por la quinta, graduación, si te habías entregado o te habían hecho prisionero, con armas o sin ellas y de qué clase. Ese trabajo duró cinco días, durante los cuales podíamos comer en la cocina y repetir las veces que quisiéramos.

Otro día, a la hora de la comida, se presentó un equipo de cine alemán y nos estuvo filmando durante media hora. Ese día nos habían dado rancho extraordinario y postre, y un kilo de pan blanco por persona. Se ve que la propaganda la tenían bien organizada.

Llevaríamos quince días en la Plaza, cuando un día de principios de Noviembre llegan los de Asalto en tromba y dando leña a todo el mundo como siempre. Pero esta vez mandan que los asturianos formásemos dentro de la Plaza. Creíamos que era una formación más, pero, no sé por dónde se supo, pronto circuló el rumor de que nos marchábamos. Formar a más de mil personas con edades que iban de los dieciséis a los sesenta años y con los de Asalto repartiendo leña origina confusión y lleva su tiempo. Rápidamente, me fui al lugar en el que acampaba, cogí una manta, el macuto con ropa, la maquinilla de afeitar, el plato y la cuchara, y volví a la formación, que aún tardó en terminar de hacerse. Igual que yo hicieron otros, y acertamos, pues una vez formados nos sacaron de la Plaza. Me quedó allí otra manta y casi toda la comida que me había llevado mi madre, todo lo cual di a los gallegos.

A la salida de la Plaza, una chica, llorando, gritó: “¡Adiós, padre! ¿Dónde te llevan?” Y al mismo tiempo trató de darle un abrazo. Un guardia de Asalto le pegó una bofetada, la cogió bruscamente por un brazo y gritando: “¡Hala, roja, tú también!”, la metió en la formación. La llevó hasta El Muelle y allí la mandó marchar.

Fuimos caminando por Marqués de San Esteban, sin saber si el destino era la Estación del Norte o El Musel. Sería El Musel. Entre mi amigo Granda y yo, como buenamente pudimos, llevamos casi en volandas a un señor, ya mayor, de Caravia Alta, el cual estaba enfermo y muy reumático, por lo que apenas si podía andar. Tiempo después, a este mismo señor lo trajeron de vuelta del campo de concentración para Gijón y le fusilaron.

En La Calzada, próxima a Cuatro Caminos, había una fuente al lado de la calle. Varios prisioneros se acercaron a ella para saciar su sed y, al momento, fueron maltratados por los guardias con toda clase de golpes, patadas y bofetadas. Uno de ellos estaba bebiendo por un plato, lo que le impidió ver acercarse al guardia que, de un culatazo, le metió el plato por la boca y le partió tres dientes.

En El Musel, nos embarcaron en un viejo carguero: el “Alfonso Senra”. Este barco había estado primero cruzando el Estrecho trayendo moros para España y estaba lleno de piojos. Nada más sentarte en el suelo o apoyarte en cualquier lado, te llenabas de ellos. El barco tenía cuatro bodegas de dos pisos cada una: dos a proa y dos a popa. Una vez en las bodegas, los guardias de Asalto nos dieron una última despedida a base de golpes para que bajásemos a la bodega inferior. Ya nunca más los tuvimos de guardianes. A bordo, les relevaron falangistas. Partimos inmediatamente sin saber a dónde nos llevaban, hasta que nos vimos anclados en el puerto de La Coruña, frente a la Banca Pastor.»

Extraído de: Las memorias manuscritas inéditas de José Enrique Llera, tituladas "Prisionero del odio".
Encontrado en: Asturias Republicana

La CNT asturiana en 1977

ASTURIAS: Los frutos de una huelga

N.º Federaciones: 7
Organo de Prensa: «Acción Libertaria»
N.º Militantes: 5.000
% del total asal.: 2
% de los sindic.: 4

Dirección: Campo Sagrado, 33. Bajo, Gijón

Otras Centrales:
- CC.OO.: 40.000
- UGT: 55.000
- USO: 10.000

Las federaciones locales asturianas, con la comarcal de Cuenca del Nalón, tienen un rápido crecimiento, especialmente a raíz de la decidida postura cenetista en defensa de¡ movimiento asambleario durante la última huelga de la construcción. Otros sindicatos crecen también velozmente, sobre todo metal y minería. Se atribuye a los anarcosindicalistas asturianos un fuerte pragmatismo proudhoniano, que da buenos resultados de organización.

La labor propagandística, comenzada hace ya un año con varios mítines públicos, se acentúa con la tirada creciente del portavoz regional «Acción Libertaria»; aunque se denomina órgano de la C.N.T. de Asturias, León y Palencia, según la tradición organizativa centrada en las cuencas mineras, parece que los vínculos entre Asturias y las comarcales palentinas y leonesas tienden a debilitarse, mientras estas últimas contactan con algunas federaciones del oeste de la vieja Castilla para preparar la constitución de una nueva Regional, que desgajaría así también agrupaciones de la actual Regional Centro. Los datos que tenemos sobre la militancia palentino-leonesa son escasos, aunque en su día recibimos el n.º de «Colectivización», portavoz de los cenetistas de León, y sabemos del éxito del mítin de junio en San Andrés de Rabanero, a raíz del cual ingresaron cientos de nuevos afiliados. No obstante, algunos de los militantes «clásicos» objetan ciertas actitudes «pasadas» de los acampados durante la confraternización libertaria en aquellas fiestas de la tierra natal de Durruti. Pero es polémica ésta que se da en todas las regionales, y sobre la que nos extenderemos en un próximo número.


Publicado en: BICICLETA, nº1, Noviembre de 1977.

lunes, 17 de agosto de 2009

Feminismo, roles y liberación.

¿Qué es el género?

Entendemos como tal la creación artificial de comportamientos preestablecidos por la sociedad en base al sexo de cada cual, siendo perjudicial para hombres y mujeres. Se consigue mediante la educación/adoctrinamiento de los individuos desde su más tierna infancia, disfrazándolo las diferencias de tal modo que se convierten en hechos naturales, lo que trae consigo la asimilación de unos roles que hemos de cumplir sino queremos vernos excluidos. Por lo tanto, proponemos la creación de nuevas relaciones sociales basadas en el libre desarrollo de la personalidad individual.

Nuestra Propuesta

Desde nuestro punto de vista, carece de sentido aspirar a ser iguales que un hombre en una sociedad en la que no existe ni la libertad ni la igualdad, ni siquiera para estos. Es por eso que consideramos que hemos de encaminar nuestros esfuerzos en la construcción de una nueva sociedad libre e igualitaria, por encima de cualquier tipo de discriminación.

Un poco de Historia...

El 8 de marzo de 1857, cientos de mujeres de una fábrica de textiles de Nueva York organizaron una marcha en contra de los bajos salarios (Los salarios que recibían las mujeres eran inferiores en un 60 ó 70 % -A dia de hoy se estima ‘tan solo' en un 40%- a lo que percibe el hombre.) y las condiciones inhumanas de trabajo.
La policía dispersó a las manifestantes, que dos años después crearon su primer sindicato. Desde aquel histórico 8 de marzo, la fecha ha sido un termómetro de la lucha de las mujeres por el reconocimiento en un mundo de hombres.
Uno de los acontecimientos mundialmente conocidos y realmente lamentable fue el sucedido en Nueva York por el año 1908 en la fábrica Cotton Textile Factory de Washington cuando un grupo de trabajadoras declararon una huelga en protesta por las insoportables condiciones de trabajo ocupando la fábrica. Sólo pedían tener el mismo salario que los hombres, descanso dominical, reducción a las 10 horas la jornada, derecho a la lactancia y reducción de la jornada laboral. El dueño no aceptó la huelga, cerró las puertas de la fábrica y le prendió fuego. Murieron 129 mujeres.

Mujeres Libres

Curiosamente, uno de los colectivos mas importantes en el movimiento feminista ibérico está siendo relegado al olvido debido a sus contenidos radicales no reivindicables por el sistema actual. Este colectivo nace en los años 30 como respuesta al machismo imperante en aquella época, incluso dentro del propio movimiento libertario que excluía a la mujer de la lucha por la libertad.
Además de un movimiento de liberación, ejerció como organización difusora de información acerca de la sexualidad de la mujer, tema todavía tabú debido a las influencias eclesiásticas que consideraban el sexo como una función meramente reproductiva negando tanto el deseo como el placer. Mujeres Libres reivindicaba una sexualidad sana, divertida y creativa, sin ningún tipo de ataduras. Introdujeron ideas revolucionarias como el uso de los anticonceptivos, la bisexualidad, la autoexploración y el naturismo.

Feminismo institucional

Ante la necesidad de desvirtuar un movimiento que le incomoda, el patriarcado crea el llamado feminismo institucional. Escudándose en el feminismo y el progresismo pretenden reducir la lucha feminista a algo tan conservador como la igualdad en la desigualdad. Que las ricas sean tan ricas como los ricos y las pobres tan pobres como los pobres.
Comprobamos esto, ante la proximidad de este 8 de Marzo, al observar como dos organizaciones pretendidamente feministas otorgaban sus premios anuales a la vicepresidenta del Gobierno y al Ejército Español. Por una parte ponemos en duda que sea un logro tener tanto poder como un hombre para decidir sobre las vidas ajenas, y por la otra nos cuestionamos que sea un avance el que una mujer pueda matar legalmente tanto como un hombre para defender los intereses económicos de un Estado.
La discriminación positiva es una contradicción en si mísma. No se puede acabar con la desigualdad generando mas desigualdad. Dos ejemplos de esto los encontramos en la ‘paridad' anunciada por Zapatero para con sus ministrxs y en la Ley Integral contra la Violencia de Genero. El verdadero feminismo no es que exista igual numero de mujeres que de hombres, sino en que no se tenga en cuenta el sexo de cada cual. De la misma manera no tiene ningun sentido que se aplique mayor pena en funcion del sexo para dos hechos exactamente iguales.

Entrada de la mujer al mundo laboral

Es irreal el plantear como un hecho reciente el acceso de las mujeres al mundo del trabajo. Desde el principio de la Historia el mundo se sostiene en base al trabajo de hombres y mujeres. Ambos sexos representaban un papel fundamental. Esto se corrompe con la llegada de las ‘civilizaciones' griega y romanas, en la que el trabajo de la mujer es considerado no productivo y, por lo tanto, despreciado. Esta discriminación se arrastra durante siglos hasta nuestros días.
Esto lo comprobamos, volviendo al tema de las supuestas conquistas para la mujer, en el hecho de que solo se valore una minima parte de su trabajo que es el realizado fuera del hogar. Es por ello que no tiene sentido reivindicar el concepto de ‘Mujer trabajadora'. El paso de mujer a asalariada no es ningun orgullo, sino una nueva forma de opresión en su vida.

La mujer en la carcel

Dentro de los muros de las cárceles los esquemas del patriarcado se reproducen con mas violencia. Los trabajos ejercidos dentro las prisiones siguen mantiendo el rol machista: costura, cocina... son algunos a los que una presa puede aspirar. La asistencia ginecologíca está totalmente desatentida, llegando incluso a dar a luz esposadas. Muchxs de sus hijxs pasan a manos de la Administración Pública tras unos miseros días de vida junto a sus madres.
Los métodos de humillación se agravan, llegando a ser chantajeadas con artículos de primera necesidad como compresas y tampones. La transexualidad, otra manera de vivir la propia sexualidad, no es reconocida por Instituciones Penitenciarias.

Contra la farsa del 8 de Marzo

Reducir toda una lucha, del tipo que sea, a un mero día de hipócrita reivindicación no es más que vaciar de contenido ésta. Abogamos por mantener vivo el espíritu de todas las luchas en cada momento de nuestras vidas.

Ni Reyes, ni Reinas. Hasta que todxs seamos libres.

Colectivo Libertario Cizalla

[Panfleto difundido por el Colectivu Llibertariu Cizalla el 8 de Marzo de 2006]

domingo, 9 de agosto de 2009

El contenido de tu vida diaria

Piensa acerca de las experiencias corporales directas de tu vida. Nadie puede mentirte acerca de ello.

¿Cuántas horas al día pasas frente a la pantalla del televisor?, ¿frente a la pantalla del computador?, ¿detrás del parabrisas de tu automóvil?, ¿cuántas horas al día suman las tres?

¿De qué te estás protegiendo?

¿Cuánto de tu vida te llega por medio de una pantalla, a través de terceros? (¿Mirar hacer las cosas es tan emocionante como hacerlas tú misma? ¿Tienes suficiente tiempo para hacer todo lo que quieres? ¿Tienes la suficiente energía para ello?)

¿Y cuántas horas duermes al día? ¿Cómo te afecta el tiempo estandarizado, diseñado únicamente para sincronizar tus movimientos con los millones de personas? ¿Cuánto tiempo pasas sin saber qué hora es? ¿Quién o qué controla tus horas y tus minutos?

Esas horas y esos minutos que, sumados, forman tu vida.

¿Puedes ponerle precio a un hermoso día, en el que los pájaros cantan y la gente pasea junta? ¿Cuánto dinero necesitas que te paguen para que permanezcas encerrado y vendas cosas o archives papeles? ¿Qué puedes llegar a obtener luego que recompense este día de tu vida?

¿Cómo te afecta el estar entre el tumulto, rodeada por masas anónimas? ¿Te encuentras a ti misma limitando tus reacciones emocionales hacia otros seres humanos?

¿Y quién prepara tus comidas? ¿Comes sola a veces? ¿Son muchas las veces que comes parada? ¿Cuánto sabes acerca de lo que comes y de dónde proviene? ¿Cuánto te fías de ello? ¿De qué nos estamos privando al utilizar aparatos que nos ahorran trabajo? ¿y por los aparatos que nos ahorran pensar? ¿Cómo te afectan los requisitos de eficiencia que atribuyen mayor valor al producto antes que al proceso, al futuro antes que al presente, (ese momento presente que es cada vez más corto, a medida que nos aceleramos más y más hacia el futuro)? ¿Hacia qué nos estamos acelerando?

¿Estamos ahorrando tiempo? ¿Ahorrándolo para qué?

¿Cómo te afecta ser dirigida a través de caminos prescritos, en ascensores, autobuses, metros, escaleras mecánicas, autopistas y aceras? ¿Cómo te afecta el moverte, el trabajar, y el vivir en dos -y tres- dimensiones? ¿Cómo te afecta el estar organizada, inmovilizada, y programada, en vez de errante, vagando libre y espontáneamente? ¿reciclando "basura"? ¿liberando productos de las tiendas?

¿Cuánta libertad de movimiento posees: libertad de moverte a través del espacio, de moverte tan lejos como quieras, en nuevas e inexploradas direcciones?

¿Y cómo te afecta esperar? esperar en filas, en medio del tráfico, esperar para comer, esperar al autobús, esperar para ir al baño; constantemente aprendiendo a castigar e ignorar tus necesidades espontáneas.

¿Y cómo te afecta el postergar tus deseos? ¿La represión sexual? ¿El aplazamiento o la negación del placer, comenzando en la niñez, junto con la supresión de todo lo espontáneo que hay dentro de ti: todo lo que evidencia tu naturaleza salvaje, tu pertenencia al reino animal?

¿Es peligroso el placer? ¿Podría ser placentero el peligro?

¿Necesitas a veces ver el cielo? (¿Aún puedes ver muchas estrellas en él?) ¿Necesitas a veces ver agua, hojas, plantas, animales? ¿Brillando, resplandeciendo, moviéndose?

¿Es por ello que tienes una mascota, un acuario y plantas de interior? ¿O son la televisión y el video, tu brillo, tu resplandor, tu movimiento?

¿Cuánto de tu vida te llega por medio de una pantalla, a través de terceros?

¿Te fascinan los videos de ti y tus amigos como si fueras de algún modo más real en imágenes de lo que eres en vida?

¿Si hiciesen una película de tu vida, valdría la pena mirarla? ¿Y cómo te sientes en situaciones de pasividad forzosa? ¿Cómo te afecta el incesante asalto de comunicación simbólica -sonora, visual, impresa, en carteles, videos, computadores, radio, voces robóticas- al ir vagando por un bosque de letreros, ¿Qué es lo que te están imponiendo?

¿Necesitas a veces soledad, tranquilidad, reflexión? ¿Lo recuerdas? ¿Pensar por ti misma,. antes que por mera reacción de estímulos? ¿Te resulta difícil no mirar?

¿Es dejar de mirar justamente lo que no está permitido?

¿Adónde puedes ir y encontrar silencio y soledad? No silencio artificial, sino silencio puro. No aislamiento, sino una tierna soledad. ¿Cuántas veces te has detenido a hacerte preguntas como éstas?

¿Te encuentras cometiendo actos de violencia simbólica?

¿Te encuentras a veces sola, de tal manera que ni siquiera las palabras lo pueden expresar?

¿Te sientes a veces a punto de PERDER EL CONTROL?

Encontrado en: Crimental

Serios desperfectos en la cárcel de Oviedo (1978)

Diversas instalaciones de la prisión de Oviedo quedaron prácticamente destruidas por el motín desencadenado por los reclusos comunes a las cuatro de la tarde del domingo. Días antes 120 presos habían enviado una carta a la CNT en la que denunciaban las malas condiciones higiénicas y la escasa labor educativa impartida en el centro penitenciario.

A las 15.45 horas del domingo unos cincuenta reclusos se dirigieron a los funcionarios que se encontraban en los archivos, pidiéndoles que se retiraran porque iban a iniciar un motín, añadiendo: «Contra ustedes no va nada». Segundos después comenzó el alboroto en la cuarta galería, dedicada a menores, y la caída al patio de petates incendiados. Casi todos los reclusos se sumaron al motín, saliendo arrojadas al. aire desde las celdas camas, mantas, maderas, etcétera, a las que a continuación se les prendió fuego. Con la prisión llena de humo, hicieron su aparición unos setenta miembros de las fuerzas antidisturbios que no tuvieron que intervenir para sofocar el motín, porque una vez provocados los destrozos los reclusos se refugiaron en uno de los patios y adoptaron una actitud pacífica pidiendo libertad y amnistía. Además de los daños materiales, que son cuantiosos segun el director de la prisión, Luis Cea, hubo dos heridos.

El director de la cárcel ha manifestado que no había ningún indicio que hiciera prever el motín del domingo y que aunque & momento se desconoce quienes han sido los cabecillas, será aplicada la ley.

No será necesario recurrir al traslado de los reclusos porque, según el director, hay capacidad suficiente en la cárcel de Oviedo. Del número de reclusos, que es de 130, un grupo de veintiuno y las mujeres no se sumaron al motín

J. M. Vaquero

Publicado en: El País , 31 de Enero de 1978

lunes, 3 de agosto de 2009

Onofre García Tirador

Metalúrxicu y anarquista nacíu en La Felguera en 1907, dende bien mozu escomenzó a trabayar en Duro Felguera y pronto atrayeron-y les idees llibertaries. Afilióse a la CNT y entamó a parar pol Centru Obreru Xusticia de La Felfuera. El so interés pola cultura llevo-y a dir a clases nocturnes cuando finaba la so xornada en Duro Felguera.

En Setiembre de 1932 ye nombráu Delegáu del Sindicatu del Metal pal Congresu Rexonal de la CNT. Asinamesmu yera miembru de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), destacando como un gran orador, lo que-y llevó a participar en mítines per toa Asturies.

Participante activu na Revolución d’Ochobre de 1934, tres asegurar La Felguera foi cabezaleru d’una columna que marchó hacia Uviéu pa reforzar la revolución na capital. Tres la derrota del movimientu revolucianariu tien que fuxir de la represión, colando hacia Canarias, onde lu detuvieron a fines de 1935, siendo encarceláu na prisión del Coto en Xixón.

Meses dempués en Xunetu de 1936, Onofre llánzase de nuevu a la llucha xunto con miles de milicianos llibertarios pa frenar la sublevación militar reaccionaria. A fines de 1936 ye nombráu Conseyeru de Trabayu nel Conseyu Interprovincial d’Asturies y Llión (dempués Conseyu Soberanu) en representación de la FAI. Forma’l Batallón CNT nº2, tamién conocíu como Batallón “Onofre”, con base en La Villa. Tres la militarización sedría conocíu como Batallón d’Infantería 207.

Cola cayía del Frente Norte y polo tanto d’Asturies, tien que fuxir de nuevu de la represión, embarcando nel Puertu d’El Musel de Xixón abordo’l “Abascal” xunto varios miembros del Conseyu, amás d’oficiales y milicianos. Algamen aportar a la costa francesa pa dempués tornar a zona republicana, a Barcelona.

Cola victoria final de la sublevación reaccionaria pasa a Francia, emigrando dempués a Londres y asitiándose finalmente en México, militando nel movimientu llibertariu nel exiliu. Dempués de la muerte de Franco collabora na reconstrucción de la CNT asturiana, asina como participa nel so órganu d’expresión, Acción Libertaria. Cuando tien llugar la escisión na CNT pocisiónase cola llamada CNT-Renovada (posteriormente CGT).

Tres toa una vida de llucha pol ideal ácrata fina en 1988.

AsturiesLlibertaria

Fontes: Militantes-anarchistes (en francés), SBHAC (castellano), La Vanguardia 29/11/1935 (castellano) y AsturiasRepublicana "Entrevista a Álvarez Palomo" (castellano).

Guillermo Rendueles: "El jefe ya no explota, ahora persigue"

El psiquiatra gijonés denuncia el proceso de transformación de problemas colectivos en asuntos íntimos y el triunfo de una sociedad ególatra y aislada.

El «yo» ha ganado la batalla al «nosotros». Dicho de otra manera: hemos construido un mundo narcisista y ególatra, una sociedad en la que ha triunfado el desinterés por lo de fuera y que ha transformado problemas generales en problemas íntimos. Ésta es la tesis que defendió ayer el psiquiatra gijonés Guillermo Rendueles en una conferencia en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA organizada por Tribuna Ciudadana.

Rendueles ilustró sus argumentos con varios ejemplos. Recurrió al famoso fenómeno del «mobbing» o acoso laboral. Recordó que antes, cuando una persona tenía problemas en el trabajo, pensaba que su jefe era un explotador y creaba vínculos solidarios con sus compañeros para blindarse frente a ese problema.

El «mobbing», en cambio, se define como un problema circunscrito al ámbito personal e íntimo. «Resulta que el jefe se ha convertido en perseguidor, un paranoico que me persigue a mí por algún problema íntimo y, en vez de buscar un consejo obrero, me busco un psiquiatra, que defina los términos en clave íntima, y trato de hacer alianzas puramente interiores». Es decir, que el jefe ya no explota sino que persigue. Que no es lo mismo.

A su juicio, nos encontramos frente a un mecanismo «grosero» en el ámbito laboral que legitima el poder: «Parece que sólo hay un puro problema de intimidad y no existe un "nosotros" colectivo o un proceso objetivo de sufrimiento que explica que los problemas laborales son reales».

«Gerente de lo íntimo»

El problema, en su opinión, es que, cuando todos los conflictos se pasan a ser asuntos privados, los afectos se convierten en una suerte de inversión, como jugar a la bolsa. Y la gestión de esos problemas suele desembocar en la consulta del psiquiatra: «Entre el 30 y el 40 por ciento de las consultas tiene que ver con la gestión de la intimidad; esto se ha convertido en una cantera de pseudotrastornos psiquiátricos terroríficos». En una relación basada siempre en el vínculo afectivo, el especialista se convierte en «gerente de lo íntimo», «agente de legitimación de lo que hay» «burócrata» o simplemente, «consultor sentimental».
A propósito, se preguntó Rendueles sobre el papel que desempeñan los psicólogos siempre que se produce una tragedia: «¿Qué consuelo puede dar un psicólogo al familiar de un muerto? ¿No sería mejor un oído familiar o íntimo que un oído de alquiler?».
También evocó el caso de Alcohólicos Anónimos. Los dos fundadores de esta asociación se encomendaron sin éxito alguno a muchos especialistas en su desesperado intento de dejar la bebida. Al final dieron «con un psiquiatra honrado» que les dijo que él no servía para curar su adicción. Tras abrir los ojos, en vez de seguir compartiendo su enfermedad con otros expertos, decidieron recurrir a la ayuda mutua y compartir su experiencia con otros alcohólicos: «Así, el problema empezó a tener solución».

Pero, ¿cuándo comenzó a gestarse este aplastante triunfo del «yo»? Rendueles sitúa el momento crucial en la Viena de 1900 y en el choque dialéctico entre Sigmund Freud y los revolucionarios europeos. Freud salió triunfante del envite: «Se impuso un modelo de gestión de los trastornos mentales en función de la intimidad».
La historia que mejor evidencia este paradigma es la del llamado «hombre de los lobos», el famoso paciente de Freud: «Era un hombre muy rico que, de repente, se queda sin nada y su mujer se suicida; gracias al psicoanálisis, concentrándose en su historia, logra sobrevivir. Ése es el estereotipo que ha triunfado, reducir la historia a la historia intima y sus falsedades, porque la tragedia del "hombre de los lobos" se debió al triunfo de la revolución rusa y a la ocupación nazi».
Anthony Giddens habla del triunfo del emotivismo. Rendueles da la razón al sociólogo británico: «Nos ha recordado que, cuando los radicales hablábamos de que se necesitaba la revolución sexual, en nuestras narices se fraguaba la revolución sentimental».

Rafael Sarralde

Publicado en: La Nueva España, 22 de Mayo de 2006