lunes, 21 de septiembre de 2009

Sobre las peculiaridades de la clase dominante en Asturias

Está claro, desde hacía tiempo se sabía que la cuenca del Nalón superaba la media nacional en drogadicción en el Estado español. Hace poco se reconoció oficialmente que España supera en consumo de cocaína a Estados Unidos y triplica la media europea. Así está claro que Asturias es una de las regiones más azotadas por la droga del mundo a lo largo de la historia. ¿Por qué todo esto? se preguntarán las mentes inquietas. La razón es la misma que la que provocó el comienzo de las actividades de la aerolínea de tráfico de heroína de la CIA durante la Guerra de Vietnam. El control y la destrucción de la voluntad del enemigo de clase en potencia o declarado, en caso de Indochina anular a los soldados americanos para poder controlarlos o liquidarlos. En el caso de Asturias el objetivo es evidente, destruír la cultura y a la propia población obrera trasnochada que para los sindicalistas supone una amenaza latente a su intregridad física y por ello un obstáculo para los planes de progreso y redefinición de los negocios del gran capital. La población autóctona, sobretodo en las cuencas, y si no se va por las buenas se irá para siempre al otro barrio. Así de crudo, ni más ni menos pues los niveles de mortalidad de la heroína en los 80, solo se podían comprar a un genocidio social y los niveles de inundación de la coca en Asturias solo se explican por un plan premeditado para continuar como sea el genocidio.

Y todo esto con la participación comercial de todos los sectores burgueses empresariales, de toda la burocracia sindical como otros burócratas del Estado y con el silencio cómplice de la mayor parte de la población. Todo el mundo sabe que la tranquilidad con la que transcurre el tráfico de esta marea de coca, venida de las Rías Bajas tras el comienzo de las prejubilaciones, es debida al control absoluto de la misma por parte de la Autoridad, concretamente de la Guardia Civil. El mayor y casi el único cartel de la droga de Asturias. Que lógicamente reparte beneficios entre jueces y funcionarios varios. Toda la gente prudente elogia los logros empresariales de constructores narcotraficantes y de hosteleros que además de ser unos explotadores aglutinan en torno a sí a los elementos más miserables del lumpen y del mundo comercial, pagando religiosamente a la Guardia Civil su permiso de actividad comercial narcotraficante. Empresarios respetados a los que la gente sencilla intenta servir y adular (como a los dueños de burdeles) para que den trabajo a sus hijos como último recurso antes de mandarles a la Academía de Policía. El control social de los narcotraficantes ya que se ven respaldados por sus jefes, los representantes del Estado, es escalofriante. Lo único que les exige la Guardia Civil y la policía es discreción para resolver sus asuntos. Nadie debe darse cuenta de lo que ocurre y compararlo con Nápoles, Ulster o la comarca de Vigo. Aquí no pasa nada, no hay habituales ajustes de cuentas como en estos tres lugares. El buen rollito impera, no solo entre los empresarios de la muerte y sus jefes policías. Sino que mucha gente ve muy bien el asunto, incluso gran parte de la gente de la escena tropical y radical. ¡Quién no ha tenido un camello punk! O en su defecto ha tenido que ¡Quitárselo de encima por comerciante pesado! Inasequible al desaliento ante la negativa de comprar su mercarncia.

Publicado en: Su Capital nº8, Verano de 2007.
Digitalización: AsturiesLlibertaria

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